Ahora resulta que en Miami también existe un exilio venezolano. Mueve a risa ver que gente que va constantemente a Caracas, Maracaibo o Valencia, a ver a su familia, hacer negocios o simplemente a pasear, regresen a esta ciudad autoproclamándose exiliados.
Se fueron, según ellos, huyéndole a la «terrible dictadura» de Hugo Chávez y, sin embargo, regresan a su país tranquilamente sin que nada les pase. ¿De qué hablan estos personajes que simplemente se han mudado de Venezuela para Miami? ¿Será la «dictadura» que tiene el récord de realizar elecciones libres, la misma en donde transmiten emisoras antigubernamentales, circulan periódicos críticos al Gobierno y existen decenas de partidos políticos de oposición?
En esta ciudad hay más residentes colombianos que venezolanos, y hay que preguntarse por qué los colombianos no se autotitulan exiliados. Simple respuesta: porque el Gobierno colombiano es de derecha. Bueno, no es como para extrañarse, ya que más o menos lo mismo pasa con los nicaragüenses y también con los cubanos que aquí residimos. Sencillo: si el Gobierno es de derecha, se les llama emigrados; pero si es de izquierda, se les llama exiliados.
Los nicaragüenses y los venezolanos que aquí residen votan en las elecciones que se llevan a cabo en sus respectivos países. Por ejemplo, hay alrededor de 24 000 votantes venezolanos en el sur de la Florida que siempre han tenido el derecho de ejercer el sufragio. No creo que el presidente Chávez reciba ni un solo voto de esos 24 000. Todos, o una mayoría aplastante, votan contra él, ya que la mayoría forman parte de la antigua oligarquía o pertenecieron a los regímenes anteriores a la Revolución Bolivariana.
Pues bien: esos votos están en el pico de la piragua, ya que el consulado venezolano en Miami fue cerrado por el Gobierno de aquel país inmediatamente después de que la cónsul fue expulsada de Estados Unidos por alegaciones de que había cometido actos de espionaje mientras cumplía, años atrás, misión diplomática en México.
Las denuncias contra la cónsul habían sido hechas por los congresistas de origen cubano a pedido de sus socios, los sectores recalcitrantes venezolanos de Miami. El Gobierno de Venezuela hizo bien en cerrar el consulado. En nada los perjudicaba la medida; es más, los favorecía, ya que un día sí y otro no se les paraba un grupo con pancartas en las manos para protestar contra Chávez y su Revolución.
El problema que se le ha presentado a estos recalcitrantes de aquí es que, al no haber consulado, no hay mesas de votación. Además, no existe el lugar donde puedan legalizar documentos. Si ahora quieren hacer cualquier gestión consular o votar en las elecciones, tienen que ir a Washington o Nueva Orleáns, a cientos de millas de Miami. Es como si ellos mismos se hubieran disparado un tiro en el pie.
Siempre he dicho que este tipo de personas, por hacer daño hasta se hacen daño ellos mismos. Son tan idiotas que pusieron la pelota delante del bate bolivariano para que este la botara de jonrón. Bueno, son tan idiotas que se creen las mentiras sobre las encuestas que ellos mismos hacen, en las que ponen al petimetre de Capriles empatado con Chávez para las elecciones del 7 de octubre.
Ellos mismos se dan cuerda y traen de vez en cuando a algún político de Caracas para que los llene de entusiasmo y optimismo con las afirmaciones de que Chávez está derrotado. Lo mismo les ha pasado con la enfermedad del líder venezolano. No hay día en que no se busquen a algún médico que haga un diagnóstico por control remoto y a centenares de kilómetros del Palacio Presidencial de Caracas sobre ese tema.
Así es que los llamados exiliados del chavismo quieren votar y no pueden. Quieren derrotar a Chávez comiendo arepas y merengadas de lechosa desde la distancia, pero se quedan con el deseo. Han imitado a la perfección a los que se reúnen desde hace años en el restaurante Versalles, de Miami, para librar acciones militares imaginarias y delirantes contra el Gobierno de Cuba. Estos personajes venezolanos tienen que decir: de los cubanos de Miami lo aprendí.
*Periodista cubano radicado en Miami