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¿Inmune a la justicia?

Autor:

Nyliam Vázquez García

Quizá Raimond Davis se sintió Superman con una pistola y quiso probar sus poderes disparando a dos jóvenes paquistaníes en pleno centro de Lahore. Posiblemente se sintió seguro, no por su «capa», sino por la certeza de salvar luego el pellejo con su «inmunidad diplomática»… ¿o eso fue un invento de última hora del gobierno de EE.UU.? Es muy pronto, pero sobran las razones para la sospecha.

El juicio contra el ciudadano estadounidense que disparó a los jóvenes, en cuyo incidente murió una tercera persona atropellada por un carro de la legación diplomática de ese país que recogió al susodicho, fue pospuesto hasta el 14 de marzo. La razón: ahora comprueban si posee inmunidad diplomática.

Washington asegura que Davis forma  parte del personal administrativo y técnico del Consulado. Sin embargo, hasta el momento no se sabe qué puesto ocupa. La agencia estadounidense AP publicó que, según el Pentágono, se trata de un ex soldado de las fuerzas especiales que dejó el Ejército en 2003 tras diez años de servicio.

Si el acusado realmente goza de inmunidad, según la Convención de Viena ello lo exonera de ser juzgado en una corte paquistaní. Pero Islamabad asegura que esa decisión será tomada por el tribunal de Lahore. Los hechos han colocado a los dos países en una crisis diplomática, al tiempo que los paquistaníes salen a la calle para protestar y exigir justicia.

En la vista previa Davis confesó, pero dijo que los muchachos, quienes iban a bordo de una motocicleta, habían intentado robarle y por tanto había actuado en defensa propia. La policía paquistaní rechaza esa justificación y asegura que se trata de un asesinato a sangre fría sin el menor respeto.

Para agregar más desconfianzas —si eso es posible—  el ex canciller paquistaní Shah Mehmood Qureshi, afirmó que el nombre del estadounidense no aparece registrado en los documentos oficiales de la Cancillería. Asimismo denunció haber recibido presiones de parte de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y del Embajador norteamericano en Paquistán para que firmara un documento donde se confirma la inmunidad diplomática del acusado.

La cuerda se tensa y cada quien defiende sus intereses. A EE.UU. no le conviene crispar demasiado los ánimos paquistaníes, ya caldeados por el aumento dramático de las víctimas por los ataques de drones en la frontera con Afganistán y la violación del espacio aéreo. A fin de cuentas, Islamabad es un aliado y por ese territorio pasan la mayor parte de los suministros que sostienen a sus tropas en el país vecino.

Por su parte, Paquistán hace frente como puede a la doble presión: por un lado, según la BBC, el incidente se ha convertido en tema de orgullo nacional y por otra parte, no puede olvidar que recibirá de EE.UU. hasta 2014 más de 7 500 millones de dólares en ayuda.

Jalil Hamal, dueño de un negocio ubicado frente al lugar de los hechos ocurridos el pasado 27 de enero, confesó a una corresponsal española su disgusto: «Estamos furiosos porque matara así por la calle a dos personas. El Gobierno de Paquistán teme mucho a Estados Unidos: es el problema de recibir su dinero», le dijo.

Mientras llega marzo y la supuesta y sospechosa inmunidad se dilucida o se construye, como todo parece indicar, Davis permanece en prisión. Seguirán las presiones. Habrá que esperar para saber cuán inmune a la justicia es el Superman de Washington.

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