Con la venta de Marvel a Disney sucedió lo que con tanta frecuencia ocurre en un mundo capitalista de fusiones, compras y megaadquisiciones, solo que esta vez la jugada dejó boquiabiertos a casi todos en Estados Unidos.
Recientemente se supo del expendio a la compañía del viejo Walt de la empresa de los comics: 4 000 millones de dólares le bastarán para hacerse del bastión de las historietas y así tener maniobrabilidad total con los 5 000 personajes de la mítica casa editorial del Hombre Araña.
De la prístina Blancanieves a la fecha mucho ha llovido en Disney, convertido hoy en un consorcio económico de ramificaciones en todo el planeta.
Pero esta estrategia no es nueva en la morada de Mickey y Donald. Cada vez que están en baja, dan rápido un giro al timón; a veces de 180 grados.
A inicios de siglo publiqué un artículo sobre los malos momentos artísticos y económicos de la compañía. Pocos años después, en 2006, se anunció su alianza con Pixar, el sello revolucionador de los conceptos del dibujo animado.
Y ahora, duélanos o no, los genios de Pixar van al mismo comedor de los melifluos herederos de Walt, quienes los absorbieron tras negociar con 7 400 millones de dólares.
Pero ni siquiera los superéxitos combinados Disney/Pixar de los últimos tiempos (las maravillosas WALL. E y Up, dos ejemplos) más todo su gran negocio universal permitieron al emporio sobrellevar la crisis con toda holgura.
Tampoco sus pingües beneficios agenciados a través de tres superfenómenos adolescentes: High School Music y los publicitados Jonas Brothers y Hannah Montana —de gran recepción sobre todo entre jovencitas—, pues durante el último trimestre de 2009 sus utilidades descendieron un 26 por ciento en relación con la misma etapa del año anterior.
Tampoco es que estuvieran en quiebra ni nada parecido, aclaro, pero aquí siempre van por más. Por otro lado, en Disney no soportaron nunca que Warner fuera dueña de DC (la otra gran editorial de comics), ni que por ello llegara a más espectadores masculinos.
Lo dijo claro Los Ángeles Times: «La compra ayuda a que Disney tenga mayor exposición entre los jóvenes varones».
Desde los ‘90, Marvel Studios, la división fílmica de la firma de comics de Stan Lee, tuvo notable rédito comercial mediante la saga del Hombre Araña (la trilogía recaudó 2 600 millones de dólares en el planeta), X Men, Iron Man y otros superhéroes trasuntados a la pantalla, de gran demanda en el público masculino.
El expansionismo ideológico y cultural de los estudios Walt Disney cobra bríos al adentrarse en una franja genérica con un nivel potencial de perjuicios mayor que el animado, irremisiblemente asociada a los conceptos hegemónicos del discurso imperial desde los tiempos de Superman.
Habrá que estar preparados para ver qué sale del cruce.