Foto: Antiwar.com No es de extrañar entonces que se extienda en las filas uniformadas el cuestionamiento a la guerra y tampoco son pocos los hombres y mujeres entrampados por Bush que expresen las críticas en sus blogs o páginas personales en Internet, espacios donde puede encontrarse una visión diferente de lo postulado por los voceros militares del Pentágono o del mando en Bagdad: los peligros de sus misiones diarias, la pérdida de los amigos...
«La verdad sale a la luz, y no hay nada que pueda ocultarla. La ocupación es un desastre. Estoy convencido de que cada día que continúe hace a Estados Unidos y a los iraquíes menos seguros», dijo en MySpace Blog, el especialista Eleonai Israel, de Bowling Green, estado de Kentucky, quien finalmente fue licenciado honorablemente por una corte marcial que lo juzgó por rehusarse a ir a misiones de combate.
Similares mensajes toman la pantalla de las computadoras de los soldados en Iraq a pesar de que enfrentan otro riesgo, los castigos administrativos proclamados en el artículo 15 del reglamento militar.
El pasado año, a diez miembros de una unidad de la Guardia Nacional de Virginia se les encomendó la tarea de revisar los sitios web oficiales y no oficiales del ejército en busca de potenciales violaciones a la seguridad operacional. Bajo la dirección del Army’s Web Risk Assessment Cell (AWRAC) y teniendo como jefe de equipo y comandante de batallón de la unidad basada en Manassas al teniente coronel Stephen Warnock, comenzaron a inspeccionar textos, fotos y videos que pudieran contener información sensitiva.
El problema que en los hogares estadounidenses y en muchos otros lugares del planeta se estaba recibiendo una información desde la primera línea de fuego que nada tenía que ver con lo ocurrido en el área de los medios de comunicación, pues cuando Estados Unidos realizó la invasión de marzo de 2003, y en los primeros momentos de la ocupación, el número de reporteros incrustados, empotrados o encamados en las unidades militares era de 770 y a finales de 2006, la publicación especializada Editor & Publisher solo mencionaba a nueve periodistas en esa función extremadamente censurada por el Pentágono.
«La pasta de diente está fuera del tubo», decía en un correo electrónico Noah Schatman, del Wired Magazine, al referirse a que no había forma de revertir el impacto de los blogs de la guerra, de los que existen unos 1 200 en activo, según se dice, y cuando los soldados estaban dispuestos a pagar mensualmente por una conexión privada, supuestamente no sometida al control oficial y a las advertencias contra los blogs.
Sin embargo, el acceso a MySpace y otros populares sitios ha sido bloqueado por el ejército de EE.UU. y los soldados que quieren un blog tienen que registrar su sitio con sus comandantes, que los monitorean de acuerdo con el documento guía publicado en abril de 2005 por el llamado mando multinacional en Iraq. Para nada le conviene al equipo de la Casa Blanca que en los blogs de los soldados se diga que le han fallado miserablemente al general y presidente Eisenhower, quien advirtió del peligro que significaba para los propios Estados Unidos el crecimiento constante del complejo militar industrial.