Elon Musk. Autor: Adán Publicado: 25/01/2025 | 08:55 pm
No importa si levantó el brazo en un saludo nazi o si fue el alegrón de celebrar el triunfo de su cofrade como César de la Casa Blanca, ante las masas agolpadas en el Capital One Arena de Washington, para conocer de primera mano cómo el Presidente renacido firmaba uno tras otro decretos y órdenes, condenas, sanciones o medidas coercitivas contra los pobres inmigrantes, los adversarios políticos, la disidencia que teme por la supervivencia de su democracia, los enemigos de allende mares y fronteras, contra la temida pero también poderosa competencia económica y los pueblos levantadizos…
Cuestionamiento al «sieg heil» en las redes, los minutos de video en la TV o páginas de los medios impresos solo sirven para entretener con lo baladí, tal cual resulta lo del sombrero que paró el ósculo presidencial.
Lo significativo y cierto es el «ser o no ser», y la respuesta es sí: podemos asegurar que Elon Musk —el hombre que acapara la mayor fortuna del planeta y quiere mucho más poder del que comparte con Trump, y por eso algunos le llaman el copresidente— es un fascista. Sus hechos y declaraciones lo demuestran y está haciendo todo lo posible, y bien que puede mucho, para implantar a «los elegidos» en cada Estado del orbe, sin que ello sea necesariamente un tema de raza, sino de su capacidad ejecutora del mal, intrínseco en ese movimiento que involucra a las masas subordinándolas a su visión ideológica mediante un estado capitalista totalitario.
Paralelo a la tarea asignada de dirigir el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), Elon Musk enfoca su mirada en Europa, donde ha encontrado afinidad con los partidos de extrema derecha, fascistas y hasta neonazis, al punto de que en segmentos de la política del Viejo Continente lo están viendo como una interferencia peligrosa.
Ya no se acuerda de cuando en 2021 dijo: «Preferiría mantenerme al margen de la política». La está haciendo y pagando millones para influir en ella.
Hace apenas unos días, en su red X, publicó: «De MAGA a MEGA: ¡Hagamos que Europa vuelva a ser grande!».
En ese contexto de la influencia y manipulación sobre las masas que viven pegadas a un dispositivo móvil o celular y la chatarra de ideas que en ellos se divulga, así como en entrevistas personales, el hombre más opulento del mundo viene definiendo posiciones sobre la política europea y sus protagonistas para alabar a unos y aplastar o desacreditar a otros.
El 9 de enero, el empresario tecnológico, dueño de X, de SpaceX; de Tesla, Inc.; fundador de The Boring Company; y cofundador de Neuralink y OpenAI, sostuvo una larga conversación con Alice Weidel, copresidenta del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), organización posicionada ya como segunda fuerza política que, de su primera presentación como alternativa de derecha moderadamente crítica de la eurozona, se ubica ahora en la extrema derecha con políticas centradas en la oposición a la inmigración, el islam y la Unión Europea, y cuya ideología se caracteriza como nacionalista alemana.
Al mismo tiempo, el canciller alemán Olaf Scholz se ha convertido en blanco habitual de los dardos críticos de Musk, lo que le llevó a decir en un panel en el Foro Económico Mundial en Davos: «Todos son libres de expresar su opinión en Alemania y Europa, incluidos los multimillonarios…, pero no aceptamos apoyo para posiciones de extrema derecha». Sin embargo, no ha podido detener ese soporte muskiano a los políticos de esa tendencia en la Alemania, cuna del hitlerismo.
La preocupación es tanta, que, según Politico.com, hasta 150 expertos supervisaron la charla con Weidel, de la que Musk fue anfitrión y transmitió en vivo por X, en busca de posibles violaciones de las leyes electorales de Alemania. Razones obvias para el nerviosismo, Elon Musk ha dicho y reiterado que «solo la AfD puede salvar a Alemania».
En diciembre pasado publicó una columna en edición dominical del diario Die Welt, donde entre otras afirmaciones dijo que AfD es «el último rayo de esperanza para este país», que según él está al borde del «colapso económico y cultural», al tiempo que elogió la «política de inmigración controlada» del partido ultraderechista, sus objetivos económicos de «educción de impuestos» y «desregulación del mercado».
Musk estuvo de acuerdo con la Weidel cuando dijo que la política de puertas abiertas de Angela Merkel durante la crisis migratoria de 2015 «arruinó a Alemania».
EuroNews reportaba este sábado 25 de enero que las calles de Alemania se han convertido en escenario de una intensa confrontación política a partir de que Alernativa por Alemania lanzó su campaña electoral. La polarización se hace evidente y un fuerte dispositivo policial contuvo en Halle a cientos de manifestantes que gritaban consignas contra los candidatos de AfD, mientras en Colonia más de 15 000 personas salieron a protestar contra el crecimiento del extremismo de derecha, habida cuenta de que les inquieta que ese partido ya ha obtenido el 20 por ciento de los votos y podría aumentarlos con una actitud abiertamente racista, discriminatoria e intolerante.
Mucho más que Alemania
Europa está sufriendo importantes cambios políticos, referencia no solo para el conflicto en Ucrania. La votación anticipada del Bundestag (parlamento) alemán, programada para el domingo 23 de febrero, no trae buenos augurios. El ascenso de candidatos de la ultraderecha en los comicios legislativos de Rumania, el referéndum polaco sobre el Gobierno de Tusk programado para mayo, el ascenso de las fuerzas populistas en Chequia, Noruega y otros países, y la inestabilidad en Francia, deben verse con inquietud, luego de un 2024 en el que se consolidaron los partidos de derecha en las elecciones del Parlamento de la Unión Europea.
Al mismo tiempo que el multimillonario ha apoyado al ultraderechismo germano, en Gran Bretaña, se le pidió que testificara ante el Comité Parlamentario de Ciencia, Innovación y Tecnología sobre el algoritmo de su empresa. Concretamente se le culpa de promover información errónea en X sobre un trágico apuñalamiento de niños el verano pasado, que resultó en disturbios e incendios de hoteles que albergaban a inmigrantes solicitantes de asilo. Musk defendió y pidió la libertad del islamófobo y agitador ultraderechista británico Tommy Robinson, quien ha sido condenado por desacato al tribunal que le había ordenado no proferir acusaciones falsas contra un refugiado sirio, las que reiteró y con máxima cobertura.
Al inmiscuirse diciendo en un post en X: «Liberad a Tommy Robinson», Musk hizo varias publicaciones contra el primer ministro laborista Keir Starmer, puso en duda su idoneidad para el cargo, hasta sugirió que debería estar en la cárcel, e instó a Washington a intervenir y «liberar» a los británicos de su «gobierno tiránico». Starmer, a su vez, lo acusó de «difundir mentiras y desinformación».
Con anterioridad, Elon Musk también estaba interesado en apoyar la campaña de Nigel Farage, líder del Partido Reformista, ultraderechista, antinmigrante y pro-Brexit, aunque con el apoyo a Robinson han entrado en contradicciones.
Se suman a esto los crecientes vínculos con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, al frente de la coalición liderada por su partido Hermanos de Italia, de raíces neofascistas, que ganó una mayoría absoluta de escaños en el Parlamento italiano, y que es, por supuesto, una partidaria de la línea dura en materia de inmigración.
Con las alarmas sonando, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, ha pedido que se tomen medidas contra la creciente influencia de los multimillonarios tecnológicos con sede en Estados Unidos, a quienes describió como una «casta» tecnológica de Silicon Valley y los acusó de «intentar usar su poder absoluto sobre las redes sociales para controlar el debate público y, por lo tanto, la acción gubernamental en todo Occidente». Sánchez agregó: «Europa se enfrentará a esta amenaza. Europa defenderá la democracia». Dicen los medios que estos comentarios se produjeron el mismo día en que Elon Musk de X, Mark Zuckerberg de Meta, Jeff Bezos de Amazon y el jefe de Google, Sundar Pichai, ocuparon los asientos de primera fila en la ceremonia de investidura del presidente estadounidense Donald Trump.
Francia también ha alertado sobre el magnate que piensa colonizar Marte para salvar a la raza humana. El ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Jean-Noel Barrot, instó al poder ejecutivo de la Unión Europea a actuar ante la intervención del multimillonario Elon Musk en la política europea a través de su plataforma X.
La arrogancia de Elon Musk, que parece tan grande como su extrema riqueza, y el poder e influencia que le da el control de la plataforma X está causando problemas y también indignación en Europa, mucho más cuando se trata del hombre que decidirá mucho en los esquemas y estructuras gubernamentales de Estados Unidos, el socio todopoderoso de una Europa que no pocos consideran sumisa ante Washington, sea quien sea el que ocupe la Casa Blanca.