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La ambigüedad del plan Biden para Gaza

El Presidente de EE. UU. dijo que era también una propuesta de Israel, pero Netanyahu la rechaza, Hamás la ve «con positividad» y el mundo sigue manifestando en las calles su repudio al genocidio

Autor:

Leonel Nodal

Los acontecimientos del sábado 1ro. de junio no parecen indicar que existan motivos suficientes para una celebración, tras el hecho sin precedentes del viernes 31 de mayo cuando, con toda la resonancia y formalidad de una declaración desde la Casa Blanca, el presidente Joseph Biden detalló una propuesta dirigida a la organización palestina Hamás, en nombre de Israel, para un alto el fuego inmediato en Gaza.

Según la versión del diario The Washing­ton Post, Biden dijo que era una nueva propuesta israelí que, si Hamás la acepta, conducirá a un alto el fuego permanente en Gaza, la liberación de rehenes y la retirada de todas las tropas israelíes del enclave.

Al describir el plan como un camino hacia «un fin duradero a la guerra», el mandatario estadounidense señaló que «el sufrimiento tiene que terminar. Es hora de que esta guerra termine», subrayó el periódico de la capital norteamericana.

La Casa Blanca considera que un acuerdo sobre los rehenes es el único camino viable hacia un alto el fuego y el posible fin de una guerra que se ha convertido en un problema político para Biden de cara a las elecciones presidenciales, opinó el servicio noticioso Axios.

Las negociaciones indirectas entre Israel y Hamás llegaron a un punto muerto hace tres semanas.

Según confió Biden, él personalmente, junto con el director de la CIA, Bill Burns, el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, y otros altos funcionarios estadounidenses, han participado en los esfuerzos por alcanzar un avance, pero analistas en Washington consideran que sigue siendo difícil llegar a un acuerdo.

De hecho, admitió que ha sido su administración, dada su pública complicidad, el apoyo militar, político, diplomático, financiero y logístico, con el aporte de asesoramiento permanente, quien lleva las riendas de la impopular guerra de venganza y tierra arrasada que emprendió desde el 7 de octubre el primer ministro Benjamín Netanyahu, un viejo socio político y amigo personal, que lo ha puesto en una situación difícil, imposible de sostener por más tiempo.

Lo curioso —y muy notorio, como para anticipar cualquier objeción de la parte de su aliado— es que tuviera que ser el propio Presidente de Estados Unidos, desde Washington, quien anunciara la propuesta y todos los compromisos que implica.

Durante las primeras horas posteriores a su anuncio, Tel Aviv guardó un sepulcral silencio. La propuesta, quiéralo o no Netanyahu, parece que tendrá que tragársela, a pesar de su amargo sabor a fracaso, y casi capitulación, pese al desastre humanitario provocado por el asesinato de más de 36 000 palestinos, de ellos las dos terceras partes niños y mujeres, así como más de 83 000 heridos y al menos 10 000 desaparecidos bajo los escombros de la casi totalidad de los inmuebles de Gaza.

Sin embargo, el Primer Ministro israelí insistió este sábado: «Las condiciones de Israel para poner fin a la guerra no han cambiado: la destrucción de las capacidades militares y de Gobierno de Hamás, la liberación de todos los rehenes y la garantía de que Gaza ya no supone una amenaza para Israel», afirmó en un comunicado. De esta manera rechazó el plan expuesto por la Casa Blanca y bien acogido por la comunidad internacional.

Pero hay quiebre político en Israel. El líder de la oposición israelí, Yair Lapid, instó a Netanyahu a aceptar un acuerdo de intercambio de prisioneros, prometiendo el apoyo de su partido, incluso si las facciones de derecha de la coalición del gabinete de guerra se rebelaran, sugiriendo que el acuerdo probablemente se aprobaría en el Parlamento, publicó Palestine Chronicle.

Un plan de tres fases

En sus comentarios desde la Casa Blanca, Biden detalló un plan de tres fases que se haría eco de propuestas anteriores, comenzando con un alto el fuego de seis semanas y el regreso de mujeres, niños y otros rehenes vulnerables; la liberación de «cientos» de prisioneros palestinos; la retirada de las tropas israelíes de las áreas pobladas de Gaza; y el aumento de «600 camiones de ayuda humanitaria transportados a Gaza todos los días».

El nuevo elemento de la propuesta vendría con una segunda fase, durante la cual Israel y Hamás negociarían un alto el fuego permanente y la retirada israelí completa.

Según la propuesta recién anunciada, el alto el fuego temporal continuaría más allá de las seis semanas hasta que se establezca dicho plan permanente, siempre que ninguna de las partes viole sus términos y las negociaciones continúen.

El plan presumiblemente requeriría que Israel retire sus tropas y cese su actual ofensiva en Rafah, que los funcionarios israelíes dijeron recién el jueves que podría durar hasta fines de este año, lo que está acorde con declaraciones recientes e insistentes de Netanyahu de mantener el control sobre la seguridad de Gaza.

La duda sobre su real efectividad es permisible, pues Biden dijo que «Israel ha ofrecido ahora» estos términos, pero más tarde en sus comentarios «instó a los líderes de Israel a respaldar este acuerdo».

«Sé que hay quienes en Israel no estarán de acuerdo con este plan y pedirán que la guerra continúe indefinidamente… incluso en la coalición gubernamental», dijo. «Y han dejado en claro que quieren ocupar Gaza. Quieren seguir luchando durante años».

Hamás emitió un comunicado diciendo que «ve con positividad» lo incluido en el discurso de Biden, en particular su llamado a un alto el fuego permanente, la retirada de las fuerzas israelíes de la Franja de Gaza, la reconstrucción de Gaza y el intercambio de prisioneros.

«El movimiento afirma su posición de disposición para abordar de manera positiva y constructiva» tal propuesta, si Israel «declara su compromiso explícito» con esos aspectos, decía el comunicado.

Según Biden, «Hamás ya no es capaz de llevar a cabo otro 7 de octubre, que es uno de los principales objetivos de Israel en esta guerra», a la que sigue definiendo como «justa» por parte de Israel.

Palestine Chronicle, publicación afín a la Resistencia, subrayó que «aunque la propuesta de tregua aceptada por Hamás
el 6 de mayo, también fue aceptada por los estadounidenses, Israel la había rechazado. Ahora, Biden está pidiendo a los palestinos que acepten la contrapropuesta de Israel».

Biden utilizó el discurso del viernes pa­ra ejercer presión sobre ambas partes. «He instado a los líderes de Israel a que respalden este acuerdo, a pesar de cualquier presión política», dijo, y agregó que insistir en una «victoria completa solo empantanaría a Israel en Gaza».

«Este es un momento decisivo. Hamás dice que quiere un alto el fuego, este acuerdo es una forma de demostrar que realmente lo dicen en serio», señaló también Biden.

El jueves, Hamás emitió un comunicado confirmando que recibieron la propuesta israelí, pero exigiendo que detenga los combates en Gaza antes de que se reanuden las negociaciones.

«Informamos a los mediadores que estamos dispuestos a volver a las negociaciones sobre un acuerdo integral que incluya un intercambio de prisioneros si Israel detiene la guerra en Gaza. No aceptaremos negociar si Israel continúa la guerra», afirma el comunicado de Hamás.

No hay seguridad de que de manera inmediata se reviertan las escalofriantes imágenes de la sistemática des­trucción de Gaza, que ya está a pocos días de entrar en su octavo mes y la solidaridad mundial con el pueblo palestino lo advierte y no detiene su apoyo en las calles.

El Movimiento Nacional No Comprometido, que insta a los estadounidenses a votar «no comprometidos» para protestar por el apoyo de Biden a la guerra de Israel en Gaza, calificó la propuesta del Presidente como «un acontecimiento bienvenido», pero añadió que «probablemente fracasará», mientras Estados Unidos siga enviando ayuda militar y armas que permitan los crímenes de guerra del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, decía un análisis en Common Dreams.

Este sábado hubo multitudinarias acciones de calle exigiendo el fin de la masacre palestina. En la Plaza de la República de París la policía antimotines les lanzó gases lacrimógenos; en el Garden Jubilee de Londres fue arrestado un número indeterminado de participantes en la marcha; mientras en Nueva York al menos 34 personas están detenidas luego de una protesta pro Palestina en el Museo de Brooklyn.

En este contexto, el Ministerio de Salud de Gaza afirma que en 24 horas han muerto 95 personas y 350 resultaron heridas en la Franja. Mientras funcionarios estadounidenses, egipcios e israelíes tienen previsto reunirse este domingo en El Cairo para discutir la reapertura del cruce de Rafah, indispensable para que pase la ayuda humanitaria a una población también sometida al hambre. 

 

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