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En los cubanos patrióticos residentes en el exterior, la Nación crece

Al dar la bienvenida a los participantes en la 4ta. Conferencia La Nación y la Emigración, el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, hizo un recorrido histórico por el proceso de estrechamiento de nexos entre Cuba y sus connacionales en el exterior

 

Autor:

Marina Menéndez Quintero

El canciller Bruno Rodríguez Parrilla manifestó la honra de que esté en la Patria un grupo representativo de los cubanos que viven en el exterior para participar en la 4ta. Conferencia La Nación y la Emigración, que consideró «una muestra afortunada e inequívoca» del fortalecimiento de los vínculos entre Cuba y sus connacionales en el exterior, resultado del diálogo iniciado en noviembre de 1978 con el impulso del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro.

Al dar la bienvenida a los participantes en el encuentro que durará hasta este domingo, Rodríguez Parrilla hizo un recorrido histórico por el proceso de estrechamiento de esos nexos desde entonces, cuando, recordó, la Revolución estaba en franco proceso de consolidación e institucionalización, el país había expandido sus vínculos con el mundo y roto el cerco de aislamiento que intentó imponerle el imperialismo, y existía un clima menos agresivo que hoy de parte del Gobierno de EE. UU.

Explicó que a la vez se venía desarrollando en nuestro Gobierno una reflexión sobre la necesidad de restablecer lazos con aquellos que por diversas razones habían salido del país, en especial a Estados Unidos y que, independientemente de su inclinación política, tenían el deseo de regresar o establecer contacto con la Patria y sus familias.

En esas circunstancias, dijo, fue tomando cuerpo una política de nuestro Gobierno que, desde el principio hasta hoy, se ha desarrollado bajo condiciones difíciles y extraordinarias, que no son comunes en el caso de los vínculos de otros países con su emigración.

Rodríguez Parrilla apuntó que en el nuestro, la nación ha permanecido bajo la permanente agresión de una gran potencia, ubicada a solo 90 millas, y donde residen o son ciudadanos la mayoría de los emigrados, con una presencia muy concentrada en una comunidad donde se manifiesta determinado grado de hostilidad, alentada, conducida o manipulada, incluso electoralmente, contra su Patria.

Como fruto del acercamiento constructivo y del devenir histórico, señaló, se han producido notables progresos y se han adoptado paulatinamente importantes decisiones y medidas dirigidas a estrechar nuestros vínculos.

Recordó la celebración de las dos primeras conferencias de este tipo en 1994 y 1995, y consideró que ellas permitieron profundizar el acercamiento, ampliar la composición de los participantes en el diálogo, procedentes de varios países. Se logró también diseñar con mejor estructura y mayor institucionalidad la política de acercamiento e inserción de los entonces emigrados en la vida nacional, dijo. Algo similar ocurrió con la Conferencia de 2004.

El Ministro del Exterior señaló el papel importante que han tenido en ese proceso las medidas de carácter consular o migratorio adoptadas para facilitar los trámites y reducir requisitos, disminuir gastos y eliminar obstáculos para una comunicación cada vez más fluida, y favorecer los vínculos familiares.

Y citó las crecientes manifestaciones de apoyo y solidaridad con Cuba de los nacionales que residen fuera del país, incluso en Estados Unidos, aunque, como apuntó, muchos de ellos estén sometidos, como sus familiares, amigos, vecinos, conocidos y los cubanos en general, a una permanente agresión tóxica por los medios de comunicación y las redes digitales con plataformas radicadas especialmente en el sur de la Florida, financiadas por entidades gubernamentales.

También reconoció que esa agresión los expone a diversos peligros, y refirió la admiración que su actitud despierta en nuestro pueblo, así como había agradecido antes su solidaridad y apoyo, sobre todo en los momentos del crudo azote de la COVID-19.

La participación en la vida nacional de los cubanos que viven fuera del país es cada vez más activa, añadió, y se expresa en la economía y la actividad comercial, mientras se amplían las oportunidades para que desempeñen un papel creciente en el desarrollo del país.

Nuestra cultura es una sola, enfatizó Rodríguez Parrilla, y recordó que «la movilidad humana y la circularidad» son tendencias de la época en todas las latitudes, motivadas por circunstancias fundamentalmente comunes asociadas al desarrollo y el bienestar.

Nuestra historia, señaló, tiende a superar el concepto de emigrado por el de cubanos que somos y son, y van y vienen en sus disímiles circunstancias; participan y contribuyen, defienden y enriquecen, retornan o se prolongan en sus hijos, sus nietos, sus bisnietos, que seguirán siendo cubanos.

Esa, dijo, es la fórmula martiana del amor triunfante, inscrita con sangre en la bandera de la estrella solitaria. Es nuestra fe. «Allá ellos, los “lindoros”, como les llamó el Apóstol a los que, con “ánimos de sumisión”, odian y destruyen. Los neoanexionistas no estarán entre nosotros», afirmó.

En los cubanos patrióticos residentes en el exterior, la nación crece, se enriquece, se manifiesta y se presenta orgullosa por el mundo, cada vez con más amplitud, donde quiera que haya un cubano que lleve en el alma el sentimiento de la Patria.

En Cuba, está la sustancia materna, el origen, la esencia, está el pueblo y está la historia, que es de todos los cubanos. De las entrañas de la Isla se nutre nuestra cubanía, que es cubanidad y conciencia de lo que somos y lo que queremos ser, y emana de aquí la fuerza de la nación y de la cultura cubana, aseveró.

Hallaremos salidas

Al iniciar sus palabras, el Ministro había expresado la convicción de que el respeto irrestricto a la soberanía e independencia de la Patria y la voluntad común de continuar fortaleciendo y diversificando nuestros lazos son premisas que compartimos.

En una panorámica de la vida nacional, se refirió a la situación económica complicada que vive el país, con impactos sociales visibles, y apuntó el efecto combinado sobre la Isla del recrudecimiento extremo del bloqueo, las secuelas de la pandemia y el impacto económico de la crisis global y de los conflictos internacionales en curso, lo que ocurre, dijo, en medio de un proceso transformador y revolucionario en nuestra economía, orientado a actualizar el sistema socialista, hacerlo más eficiente, y adaptarlo a las realidades actuales del país y del mundo.

Es un proceso que genera sus propias tensiones y que hemos acometido conscientes de su necesidad y de sus riesgos, pero seguros de que era ineludible y urgente, dijo.

También reconoció que hemos tropezado con nuestras propias deficiencias, distorsiones y dificultades, sobre las cuales trabajamos sin descanso, señaló, y reafirmó el compromiso del Gobierno de salvaguardar la justicia social y proteger en todo lo posible la equidad que nos caracteriza.

Estamos convencidos de que encontraremos con nuestro propio esfuerzo la salida a tan complejo escenario, aseguró.

Rodríguez Parrilla recordó que la historia revolucionaria de Cuba registra varios momentos de grandes dificultades y siempre hemos logrado salir adelante, pese a la permanente agresión del Gobierno más poderoso del planeta.

Rememoró los logros económicos y sociales entre la década de 1960 y el año 1990 que consideró asombrosos; las vacunas cubanas contra la COVID-19 y el esfuerzo para enfrentar la pandemia, que calificó de ejemplos fehacientes de esa resistencia creativa, y las conquistas sociales y las nuevas disposiciones recogidas en la Constitución de 2019, el Código de las Familias, los programas para el Adelanto de las Mujeres, contra la Discriminación Racial, y el dedicado a la Niñez, la Adolescencia y la Juventud.

También apuntó las amplias relaciones que sostiene Cuba con prácticamente todos los países. Disfrutamos de una solidaridad extraordinaria en todos los continentes, dijo luego de evocar el respaldo recibido el pasado 2 de noviembre en la Asamblea General de la ONU por nuestra resolución contra el bloqueo.

Ello se ha manifestado, puntualizó, en los momentos cardinales de nuestra historia, en la que han tenido una participación activa, que nos llena de emoción, los cubanos que viven en otras partes del planeta.

Nuestro gran desafío en política exterior continúa siendo la hostilidad de los gobiernos de Estados Unidos, su empeño en negar nuestro derecho a la libre determinación y en dominar nuestra nación, señaló, e identificó al bloqueo como el elemento fundamental y determinante.

Tenemos la voluntad de construir una relación respetuosa y civilizada con el Gobierno de Estados Unidos, reafirmó, pero este carece de la voluntad política para avanzar en esa dirección.

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