Cuatro estadounidenses de Fuerzas Especiales murieron el miércoles en un atentado suicida en un restaurante en la ocupada población de Mambij. Autor: Internet Publicado: 18/01/2019 | 10:16 pm
Washington, enero 18.- Militares de alto rango y prominentes políticos dejaron entrever este viernes la conmoción creada en Washington por el ataque más letal sufrido por sus tropas en Siria, desde que inició su intervención en ese país árabe en 2015.
El Pentágono identificó en esta jornada a tres de los cuatro estadounidenses que murieron el miércoles en un atentado suicida en un restaurante en la ocupada población de Mambij, en el noreste sirio, en el que otros tres norteamericanos resultaron heridos y trasladados a hospitales en Alemania.
Según reportó el diario The New York Times, oficiales y soldados integrantes del contingente de unos 2 000 efectivos que creó bases militares norteamericanas con el concurso de milicias kurdas, acostumbraban deleitarse con la exquisita cocina árabe del restaurante El Palacio de la princesa, donde un suicida presuntamente del grupo terrorista Estado Islámico (Daesh por sus siglas en árabe) hizo estallar un chaleco cargado de explosivos.
«Fue la mayor pérdida de vidas en la guerra del Pentágono contra los militantes del Estado Islámico en Siria y un signo de la potente amenaza que el grupo aún representa cuando la administración Trump comienza a retirar las fuerzas estadounidenses del país», dijo The Washington Post, citando fuentes políticas y militares.
Los tres militares muertos fueron identificados como: el sargento ingeniero de Fuerzas Especiales, Jonathan Farmer, de 37 años, de Boynton Beach, Florida, veterano de cuatro expediciones de combate en Oriente Medio; el técnico en criptología de la Armada de EE. UU., Shannon M. Kent, de 35 años, lingüista de inteligencia de señales; el especialista en operaciones civiles, Scott A. Wirtz, de St. Louis, quien sirvió como SEAL de la Marina durante diez años antes de unirse a la Agencia de Inteligencia de la Defensa, donde completó tres misiones en Oriente Medio.
El cuarto fallecido señalado como un contratista civil, no fue identificado públicamente.
El atentado atribuido al Daesh ocurrió antes de cumplirse un mes de que el presidente Donald Trump proclamara la «derrota» del grupo terrorista y diera órdenes para la inmediata retirada de 2 000 soldados estadounidenses desplegados en Siria.
El mortífero ataque, que puso de relieve el descuido con medidas elementales de protección, vino como anillo al dedo de los llamados «halcones sirios» de Washington, vinculados a la industria bélica, para desplegar presión a fin de que Trump reconsidere su plan de retirada.
Al respecto, el bien informado diario capitalino The Hill señaló que tanto en el sector de Defensa como en el de Política Exterior «apuntan al reciente ataque como indicativo de sus advertencias el mes pasado de que el Estado Islámico en Irak y Siria estaba contra las cuerdas, pero no eliminado, y obtendría un segundo aliento con el retiro de EE. UU.».
El propio medio recordó que el sorprendente anuncio del 19 de diciembre del presidente Trump generó críticas generalizadas, incluso de parte de aliados republicanos quienes advirtieron que «una partida prematura podría permitir el regreso de los militantes».
Entre los republicanos que abogan por mantener la intervención en Siria sobresalió otro halcón, el senador Marco Rubio, quien afirmó que «la historia en esa región ha sido que en el momento en que quitas presión a estos grupos, crecen y comienzan a atacar».
Sin embargo, después de reunirse con Trump tras conocerse el atentado, Rubio admitió que el mandatario parece decidido a cumplir su promesa electoral de retirarse de los conflictos extranjeros, sin restar fuerza a la llamada «misión antiterrorista».
En este contexto, los partidarios de la decisión del Presidente señalan que el ataque muestra exactamente por qué es hora de retirarse.
Por su parte, la agencia siria SANA subrayó que las tropas estadounidenses se encuentran en la región este y noreste de Siria de forma ilegal sin la autorización del Gobierno de ese país, en el marco de una alianza creada en 2014 fuera del Consejo de Seguridad, la cual ha cometido decenas de masacres contra los sirios y destruyó todas los puentes en el río Éufrates, así como causó colosales daños materiales en la infraestructura de la región este.