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Lula podría ser injustamente enviado a prisión ya

Por votación de seis a cinco, el Supremo Tribunal Federal negó el habeas corpus preventivo, con lo que el expresidente queda a merced de una decisión del juez Sergio Moro

Autor:

Marina Menéndez Quintero

BRASILIA, abril 4.— Las multitudinarias vigilias y manifestaciones que solicitaron justicia para Luiz Inacio Lula da Silva no fueron suficientes para que seis de los 11 magistrados del Supremo Tribunal Federal aprobasen el habeas corpus con que la defensa pretendía evitar que el expresidente sea encarcelado antes de que concluya el proceso judicial en su contra.

Sin el habeas corpus, el juez Sergio Moro, calificado por algunos como el «verdugo de la izquierda» y quien lidera la investigación conocida como Lava Jato, podría ordenar la detención de Lula en cualquier momento, incluso cuando las instancias judiciales superiores no se han pronunciado sobre las apelaciones interpuestas contra su condena y, por tanto, el proceso judicial no ha terminado. 

La presunción de inocencia, recogida por el artículo V de la Constitución y el denominado «tránsito en juzgado», valederos mientras no se compruebe la culpabilidad del acusado, fueron el argumento blandido por algunos de los magistrados que se pronunciaron a favor de la medida.

Dos acciones de constitucionalidad para hacer valer ese principio fueron presentadas ante el Supremo Tribunal Federal desde diciembre pasado pero no resultaron atendidas, con lo que se diseñó la estrategia para el resultado de este miércoles, dijo uno de los letrados a
favor del habeas corpus, y citado por el diario Brasil de Fato.

Y la tesis de que la prisión procede cuando el acusado tiene condena en segunda instancia —según algunos casos así considerados por la justicia brasileña en 2016— fue antepuesta de manera tecnocrática este miércoles por quienes se negaron a la medida preventiva, en atención a la ratificación (y extensión) de la condena a Lula por el Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región, que elevó la
pena de nueve a 11 años.

La sesión, que duró diez horas, mostró los entuertos de un sistema judicial con elementos politizados que no esconden el deseo de satanizar y sacar del juego político a Lula.

Mientras Celso de Mello, favorable a la medida, advertía de «prácticas extrañas» en el caso «perjudiciales a la ortodoxia institucional» y alertaba que «este juicio se refiere a un derecho fundamental», Alexandre de Morais, quien votó en contra, afirmaba que «los derechos
fundamentales son relativos» y «pueden ser relativizados por el poder judicial».

Si Lula es encarcelado no solo se estará violentando su derecho a permanecer en libertad hasta el fin del proceso sino que se inhibirá desde ahora la posibilidad de que concurra como candidato del Partido de los Trabajadores (PT) a las elecciones presidenciales de octubre, con vista a las cuales es favorito con casi 40 por ciento de votos.

Si no es detenido, sería el Tribunal Supremo Electoral el que decidiría si puede postularse, a pesar de que la ley conocida como Ficha Limpia estipula que una persona condenada en segunda instancia es inelegible por ocho años.

Según Brasil de Fato el exmandatario siguió los debates con líderes del PT y de movimientos populares en la sede del Sindicato de los Metalúrgicos en São Bernardo do Campo, mientras miles de personas permanecían en vigilia en al menos 20 ciudades. En Brasilia tuvo lugar la mayor concentración con cerca de 13 000 manifestantes.

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