EL CAIRO, junio 29.— El presidente electo de Egipto, el islamista Mohamed Morsi, pronunció este viernes un desafiante discurso contra el gobernante Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA), en un acto en la plaza Tahrir que devino, según PL, su juramento simbólico antes de tomar posesión este sábado.
No renunciaré a prerrogativa alguna de presidente de la República, remarcó Morsy al prometer que preservará la Constitución y el sistema republicano.
Dirigiéndose a la multitud remarcó que el pueblo es la fuente de autoridad y «que no temo a nadie más que a Dios», en un aparente reproche a los guardaespaldas que lo protegían durante su alocución.
Morsi criticó la decisión del CSFA de limitar los poderes del Jefe de Estado, como la facultad de ser el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, y que la cúpula castrense se reserve la designación del Ministro de Defensa.
El ex dirigente de la Hermandad Musulmana, organización que avaló su candidatura a la presidencia, reiteró que gobernará para todos, en un mensaje que iba dirigido a los cristianos coptos y liberales, a quienes preocupa la instauración de un islamismo intolerante.
Morsi escogió la Plaza Tahrir para anticipar su compromiso público, dado que la tradición estipula que el Presidente lo haga ante el Parlamento, pero ese órgano, que estaba mayormente en manos de los islamistas, fue disuelto por el CSFA.
Al respecto, criticó la adjudicación por parte del CSFA del poder legislativo, y defendió la restitución de las dos cámaras, así como la derogación de la enmienda constitucional redactada por los militares, aunque estos ya descartaron eliminarla.
Trabajaremos para poner fin a la injusticia, la corrupción y la discriminación, por el resurgimiento del país, para que el ciudadano goce de dignidad y justicia social, afirmó Morsi, citado por EFE, y subrayó que «las puertas están abiertas» a todos los sectores.
El sucesor de Hosni Mubarak es el primer presidente civil en la historia de Egipto, y también el primer islamista.
Su poder será, sin embargo, limitado. El CSFA, que gobierna desde la renuncia de Mubarak, disolvió el Parlamento y redujo las potestades del Presidente mediante adiciones a la Constitución.