CARACAS.— Como un paso más en el objetivo de dotar a las 12 naciones de UNASUR de un sólido esquema de seguridad energética, consideraron los analistas el III Consejo Energético Suramericano, que sesionó este viernes en esta capital.
Al cierre de esta información, no habían trascendido acuerdos concretos al respecto, pero se daba por seguro otro impulso al consenso regional de garantizar la utilización sustentable de los recursos naturales, en particular los energéticos.
Estos han de ser «concebidos como un instrumento de progreso económico sostenible y de desarrollo social con equidad», según un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela, cuyo titular, Nicolás Maduro, presidió el evento.
Las propuestas que se alcancen serán presentadas a la reunión de cancilleres del grupo, prevista para mediados de junio en Bogotá, Colombia. De esa reunión podría salir una «hoja de ruta» sobre integración del sector, para ser evaluada por los jefes de Estado en la cumbre prevista para noviembre en Perú.
Al encuentro asistieron varios ministros, viceministros y ejecutivos del ente; también, la secretaria ejecutiva saliente de UNASUR, la colombiana María Emma Mejía, y el venezolano Alí Rodríguez Araque, quien a mediados de junio asumirá el cargo.
Rodríguez Araque señaló que la fortaleza de los países de la región no está en ser una potencia militar —todo lo contrario, es una gran zona de paz—, ni industrial ni tecnológica. Su mayor fortaleza —dijo— está en los recursos naturales.
«El peso específico de la región consiste en representar un gigantesco reservorio de recursos naturales. En esta gran nación que somos está depositada la tabla periódica completa, reservas energéticas descomunales de todas las fuentes y las mayores reservas de agua potable del mundo». También somos —añadió— el «más grande pulmón vegetal» del planeta.
Araque añadió que, paradójicamente, los 12 países que integran UNASUR siguen siendo crecientes exportadores de materias primas y capitales; y con 397 millones de habitantes, debe sacar de la pobreza a 180 millones, 34 millones de los cuales viven por debajo del nivel de pobreza crítica.