Una intensa expectativa envuelve este lunes al Consejo de Seguridad ante las crecientes presiones de occidente para lograr la rápida aprobación de una resolución que permita acciones directas contra Siria, informa PL.
La ofensiva tiene en su vanguardia a Francia y Gran Bretaña, cuyos ministros de Relaciones Exteriores, Alain Juppé y William Hague, respectivamente, viajan hacia Nueva York para participar mañana en una sesión de ese órgano dedicada al país árabe.
La cita debatirá un proyecto de resolución elaborado por París, Londres y Berlín y presentado por Marruecos que persigue de manera implícita la aplicación de sanciones a Damasco y "otras medidas" indeterminadas.
A los cancilleres francés y británico se unirán el secretario de la Liga Árabe, Nabil al-Arabi, y el primer ministro de Catar, Sheij Hamad bin Yasim al Thani, cuyo país promueve una intervención militar árabe en Siria.
En círculos diplomáticos de la ONU no se descarta la presencia de otros titulares o altos funcionarios de algunos de los Estados árabes supeditados a la línea de confrontación con el gobierno del presidente sirio, Bashar al-Assad.
La presión occidental aumentó luego que la Liga Árabe se retractó en pocas horas de una decisión anterior para mantener en Siria un equipo de observadores y decidió retirarlo con el pretexto de un mayor deterioro de la seguridad.
Frente a esa aguda ofensiva, Rusia, miembro permanente del Consejo de Seguridad con derecho a veto, abrió una nueva ventana a un arreglo pacífico del conflicto al invitar a Moscú a representantes del gobierno y de la oposición sirias para iniciar negociaciones.
La convocatoria fue aceptada de inmediato por las autoridades de Damasco.
El proyecto impulsado por los países de Europa Occidental miembros del Consejo de Seguridad avala la sugerencia hecha por la Liga Árabe para que el mandatario sirio abandone el poder como parte de una eventual solución a la crisis en su país.
Además, exige a Al-Bashar el cese de la violencia, la retirada de los militares a los cuarteles, la liberación de los detenidos, la formación de un gobierno de unidad nacional y celebrar elecciones supervisadas por observadores árabes e internacionales.
En diciembre pasado, Rusia presentó otra iniciativa de resolución que todavía está sobre la mesa del órgano de la ONU y que demanda el cese de la violencia a las dos partes del conflicto.
De manera reiterada, Moscú insiste en su rechazo a la imposición de sanciones contra Siria y advierte sobre el peligro de una eventual manipulación de los acuerdos que adopte el Consejo de Seguridad, como ocurrió en Libia con la intervención militar de la OTAN.