El Frente Nacional contra el Golpe de Estado manifestó que el proceso electoral carece de legitimidad. Autor: Reuters Publicado: 21/09/2017 | 04:52 pm
Tegucigalpa, noviembre 10-. El gobierno de facto en Honduras continúa los preparativos para las elecciones generales de este 29 de noviembre, aunque gobiernos latinoamericanos señalaron este martes la falta de legitimidad del proceso organizado por los golpistas.
Diplomáticos de la región reclamaron en la Organización de Estados Americanos -OEA- la inmediata restitución del presidente legítimo Manuel Zelaya, como requisito para el restablecimiento del Estado de derecho y el reconocimiento de las cercanas votaciones.
La negativa del régimen de Roberto Micheletti a cumplir lo pactado en el acuerdo de Tegucigalpa-San José agudiza la crisis interna y deslegitima los inminentes sufragios, advirtió también el Frente de Resistencia Nacional contra el Golpe de Estado.
Representantes de Zelaya, y del régimen golpista acordaron el 30 de octubre último el establecimiento de un gobierno de unidad y reconciliación nacional y poner a consideración del Parlamento la restitución del mandatario constitucional, que, según la ley, debía designar el nuevo gabinete.
El Congreso Nacional sigue sin definir cuándo discutirá el asunto y el presidente de facto nombró nuevos ministros a contrapelo de lo pactado, según denunció Zelaya.
Como un «proceso en aprietos» califica el diario local Tiempo la situación del engranaje electoral, víctima también de la convulsión que vive el país luego de la asonada militar del 28 de junio último.
En su edición de este martes, el rotativo sostiene que la retirada del candidato presidencial independiente Carlos H. Reyes «es un porrazo más al vapuleado proceso electoral».
El fracaso de las iniciativas para darle una salida pacífica y ordenada a la crisis, comenta el rotativo, constituyeron la segunda parte del «desastre político provocado por el golpe de Estado militar».
La tercera, pronostica el análisis, será el resultado electoral «carente de legitimidad y un escabroso período de acomodamiento para un nuevo gobierno débil, cuestionado localmente y en el ámbito latinoamericano», si no logra revertirse la situación actual.