El ataúd de Alí Ahmed Mahmud entre las tiendas de campaña frente a la casa de Gobierno en Beirut. Foto: AP BEIRUT, diciembre 4.— El ejército libanés se encontraba desplegado masivamente en Beirut el lunes, un día después de los enfrentamientos entre partidarios de la oposición y del gobierno, que causaron un muerto y 12 heridos, según el balance de un hospital, reportó AFP.
Unos treinta vehículos blindados controlaban el acceso al barrio de Kaskas, situado en el límite sur de Beirut a tres kilómetros del centro, donde seguían acampando por cuarto día consecutivo los partidarios de la oposición dirigidos por el partido chiita Hizbolá, mientras a 150 metros, el primer ministro Fuad Siniora y varias ministros permanecen en la sede del gobierno.
Según la policía, los enfrentamientos fueron provocados por un ataque a pedradas contra un convoy de Hizbolá que volvía de un mitin organizado por la oposición en el centro de la ciudad.
La televisión Al-Mostaqbal, órgano de la Corriente del Futuro, el partido del jefe de la mayoría parlamentaria antisiria, Saad Hariri, indicó que el ejército detuvo a tres «provocadores» sirios cuando lanzaban piedras contra el convoy de Hizbolá desde un puente sobre una carretera interior que lleva al aeropuerto.
Se escucharon varios disparos y un joven libanés de 20 años, Alí Ahmed Mahmud, que volvía de una manifestación, resultó muerto. Se trata de la primera víctima desde el comienzo del movimiento de protesta el viernes.
Hariri lanzó por la televisión un llamado a la moderación y a la calma, pidiéndoles a sus seguidores que «no respondan a las provocaciones» y que colaboren con el ejército. Unos 20 000 hombres de las fuerzas armadas y la policía están movilizados para mantener el orden en Beirut.
En el centro de la ciudad, la protesta se hizo más importante y el número de tiendas levantadas por Hizbolá y sus aliados casi se triplicó, al pasar de un centenar a casi 300 en 48 horas. Unas 100 000 personas se unieron el domingo a los que acampan, dijo Notimex.
La crisis del gobierno libanés comenzó en noviembre, con la renuncia de seis de sus ministros (cinco de Hizbolá y uno cristiano), quienes se oponían a la creación de un tribunal internacional para juzgar a los presuntos implicados en el atentado contra el entonces primer ministro Rafic Hariri, ocurrido en 2005.
Políticos árabes se esforzaban entretanto por lograr una salida a la crisis. «La situación es muy seria y debemos esforzarnos para acercar de nuevo las posiciones», dijo el secretario general de la Liga Árabe, Amr Mussa, tras una conversación con el presidente libanés Emile Lahoud. El ministro del Exterior jordano, Abdul Ilah Jatib, realizó entretanto una visita al primer ministro Siniora, indicó la agencia alemana DPA.
La oposición exige la formación de un gobierno de unidad nacional y acusa al premier Siniora de incapacidad. Además, el secretario general de Hizbolá, Hassan Nasralah, lo acusa de seguir el dictado de Estados Unidos.
El gobierno de Siniora, por su parte, ve las protestas como un intento de dar más influencia a Siria, cuyas tropas se retiraron del Líbano el año pasado. Además, acusa al campo pro-sirio de querer evitar el esclarecimiento del asesinato del ex primer ministro Rafic Hariri.