El Contigente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve brindó una valiosa asistencia en Paquistán y ahora lo hace en zonas de Indonesia afectadas por terremoto. : Roberto Suárez UN reconocimiento especial a la labor solidaria y humanitaria de Cuba ante los desastres naturales y sanitarios que han sacudido a Latinoamérica, hicieron los legisladores reunidos en la Conferencia Interparlamentaria sobre la Situación de los Desastres Naturales y Sanitarios en la Región.
El encuentro del PARLATINO, que se realizó durante dos días en el Hotel Nacional, de La Habana, también distinguió la labor de la Escuela Latinoamericana de Medicina, institución cubana donde estudian miles de jóvenes del Tercer Mundo y sectores pobres de Estados Unidos.
La Declaración Final de la reunión reconoció, además, al Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias Henry Reeve, creado en septiembre de 2005 para auxiliar a las víctimas del huracán Katrina en Estados Unidos —ayuda que el gobierno de ese país rechazó.
Miles de doctores, enfermeras, técnicos, paramédicos y otro personal de la Salud Pública cubana, que forman parte de las brigadas médicas del contingente, han brindado su valiosa asistencia en Guatemala y Paquistán. Actualmente lo hacen en Indonesia.
Los parlamentarios llamaron a «trabajar intensamente por la integración de los parlamentos nacionales» del subcontinente y a implementar estrategias adecuadas para lograr «un enfrenamiento efectivo ante las situaciones de desastre».
Ante la amenaza de la gripe aviar sobre América, recomendaron fortalecer la calidad y eficacia de los servicios veterinarios y de salud pública, garantizar la bioseguridad y continuar el desarrollo de investigaciones para producir vacunas, medicamentos y medios diagnósticos, entre otras sugerencias.
La alta vulnerabilidad económica, social y ambiental de la región, según la declaración final de la conferencia del PARLATINO, condujo a que entre el 2000 y 2004 los desastres crecieran en un 55 por ciento.
El año anterior, en el mundo, murieron por estos fenómenos 350 000 personas y las pérdidas superaron los 160 000 millones de dólares.