Mondo Duplantis no para de imponer marcas mundiales. Autor: Reuters Publicado: 15/09/2025 | 10:33 pm
Instantes de tristeza por una eliminación y, a la par, euforia desmedida por ganar un título del orbe, así transcurren estos días en el Estadio Nacional de Japón, durante el Campeonato Mundial de Atletismo. El deporte, como la vida, a veces es una montaña rusa de emociones.
Hace 176 años el inglés Francis Temple superaba la barrera de los 3.15 metros por primera vez en la pértiga, un récord que parecía inalcanzable para la época. Pero este lunes, Armand Duplantis subió la varilla hasta 6.30 m y se convirtió en el único hombre en la historia en saltarla.
El camino no fue fácil. Dos fallos iniciales casi nos privan de la proeza, pero... «a la tercera va la vencida», pensaba el sueco, sin rendirse. Corrió con el empuje de millones de seguidores. La altura imponía, pero, para Duplantis no existen los imposibles y logró su récord mundial número 14 en los últimos cinco años.
Miles de personas en el estadio y medio mundo, estallaron de júbilo y corearon el nombre del nuevo ídolo. Hasta sus rivales, el griego Emmanouil Karalis y el australiano Kurtis Marschall, medallistas de plata y bronce, respectivamente, se veían en estado de éxtasis. Lo abrazaban. Saltaban. Se llevaban las manos a la cabeza. Casi más felices que el propio Duplantis por la hazaña. Eso dice cuánto significa el nórdico para este deporte.
Pero, en el mismo lugar donde se multiplicaba la sonrisa del pertiguista y el asombro de los aficionados, un rato antes pululaba la tristeza sobre la grama de Tokio, cuando tres representantes de la Isla dijeron adiós en la tercera jornada del evento. De la frustración a la gloria, solo hay un paso: lecciones de vida que deja el deporte.
El reloj marcó las 8:06 a.m. en Cuba. A trece horas de diferencia y kilómetros de distancia, en Tokio, Greisys Roble detenía el crono en 12.97 segundos y se despedía del torneo al llegar sexta en el heat 1 de las semifinales de los 100 m con vallas, en una carrera durísima con tres de las siete primeras corredoras del ranking mundial.
Pese a ello, la cubana hizo historia en la fecha anterior, cuando en la ronda eliminatoria se coló en una semifinal de un Mundial de mayores por primera vez en su carrera. Seguramente no olvidará jamás ese 12.84 s que la clasificó. Pero no pudo replicar la gesta en semis y se despidió de la capital nipona con el sabor de que su techo está aún más alto. En este 2025 las pistas del planeta la han visto bajar de los trece segundos en más de una ocasión y el Estadio Nacional de Japón no fue la excepción.
Mientras, Jorge Odelín no tuvo el debut soñado en Mundiales. Con solo 18 años, en tierra desconocida, enfrentó a lo que más brilla del salto largo. Eso, sin dudas, impone. Y no pasó de los 7.50 metros, muy alejado de su mejor registro (8.34 m), alcanzado hace apenas dos meses. En tanto, el nuevo Thor cubano, Ronald Mencia, se quedó a las puertas de la final del martillo, aunque se entregó en la jaula y, con la fuerza de un país, se apareció con un disparo de 74.14 m, pero no fue suficiente y se posicionó en el lugar 19 entre 36 inscritos.
Hay medallas que no son color oro, plata o bronce. Ni tampoco se cuelgan en el cuello, sino que se llevan en el alma y en la conciencia. De las segundas merecen los tres antillanos que batallaron y han tenido un excelente año, a pesar de los problemas de salud que afectaron la preparación de los dos últimos antes de la cita del orbe.
El triple salto entra a escena
En ese maratón de emociones: de lágrimas y sonrisas, de sorpresa e infortunio, de triunfos y decepciones, harán su aparición las triplistas cubanas. La prueba que más páginas gloriosas ha traído al país toma el batón este martes. Leyanis Pérez y Liadagmis Povea, campeona y subcampeona del Mundial Bajo Techo de Nanjing este 2025, retarán a una mujer historia, cuyo nombre está en la cúspide de la especialidad: la venezolana Yulimar Rojas, que regresa con sed de triunfo tras un extenso período alejada por lesión.
Desde las 6:40 a.m., las dos hijas de la Isla pondrán los pies sobre la arena de Tokio con el propósito de engrandecer el legado del triple en estos eventos al aire libre, que posee la friolera de 3 metales dorados, 8 plateados y 5 bronceados.