Elías sueña fuertemente con el título de Gran Maestro. Autor: JIT Publicado: 15/03/2025 | 07:29 pm
Es muy cierto que el pasado Campeonato Nacional absoluto de ajedrez no tuvo el nivel de ediciones anteriores y eso se debió, en gran medida, a las ausencias por diferentes motivos de los Grandes Maestros Luis Ernesto Quesada —titular de la edición de 2024—, Elier Miranda y Omar Almeida. Por ello, la mayoría de especialistas y seguidores de este deporte apuntaban al Gran Maestro camagüeyano Carlos Daniel Albornoz como el principal candidato a ocupar el trono de Cuba. No obstante, a la postre, el doble monarca de la Isla y primero del ranking inicial de la justa no cumplió con los pronósticos.
Ninguno de los Grandes Maestros que intervinieron en el certamen acontecido en febrero anterior pudo finalizar en la cima. Ese privilegio perteneció a uno de los mejores amigos de Albornoz, el también agramontino Jorge Roberto Elías, un Maestro Internacional que llegó al Salón de Reuniones del hotel Ciego de Ávila en la tercera plaza del escalafón precompetencia y con un objetivo diferente al de ganar la lid.
Elías, un joven cristiano, apacible y extremadamente respetuoso, caminó la ruta de manera cautelosa y eso le permitió no perder ni una vez, mientras lograba cuatro victorias y seis empates, actuación que lo dejó con siete puntos al final. Exactamente ese mismo acumulado y ese mismo desempeño registró el Gran Maestro habanero Dylan Isidro Berdayes, situación que provocó una igualada en la cumbre entre ambos.
Así las cosas, el reglamento de la justa advirtió que, de ocurrir un empate, el campeón se definiría en las partidas rápidas, una modalidad de juego en la que Elías no se sentía muy seguro. Sin embargo, el trebejista de 25 años de edad, en un arranque de autoridad, ganó el primer enfrentamiento y remató a Berdayes con otro triunfo. El camagüeyano lo más probable es que no contempló ese epílogo dorado en la tarde del 14 de febrero, día en el que su esposa, Ineymig Hernández, luchaba también por el cetro de Cuba en el Nacional femenino, en Villa Clara.
De acuerdo con datos divulgados por el especialista Osmani Pedraza, esta fue la quinta ocasión que un hijo de Camagüey conquistó el título de nuestro país —antes lo hicieron Rosendo Romero (1950 y 1953) y Carlos Daniel (2019 y 2020). Además, agregó Pedraza, la última vez que un Maestro Internacional se impuso en el torneo doméstico fue en 1999, cuando el villaclareño Rodney Pérez, actual capitán del equipo olímpico masculino, lo hizo en Santa Clara.
«Ganar el Campeonato Nacional como Maestro Internacional es algo difícil. Significa que tienes que superar a fuertes Grandes Maestros, los cuales lograron ese título a golpe de calidad y sacrificio tras varios años. Pretendo completar la norma que me falta para convertirme en Gran Maestro y ahora tengo mucha motivación luego de este resultado. Sé que muchas cosas buenas vendrán, por lo que seguiré entrenando sin perder el interés.
«De acuerdo con lo informado en el congresillo técnico del evento, como titular me corresponde el derecho a participar en el Sub zonal de la FIDE en Medellín, Colombia, del 13 al 20 de abril. Esa lid otorga norma de Gran Maestro y una plaza entre los hombres para la próxima Copa Mundial. Después debo intervenir en dos justas internacionales en nuestro país, los Memoriales Capablanca y Guillermo García. Es decir, son tres certámenes fuertes casi consecutivos, por lo que me queda menos de un mes para reforzar la preparación con vistas al primero», declaró a Juventud Rebelde el trebejista.
—El actual campeón de Cuba estuvo nueve meses sin competir oficialmente antes del evento. Se escribe fácil, pero me gustaría saber qué hubo detrás de esta inactividad, por decirlo de alguna manera…
—La verdad es que en ese tiempo nunca dejé de entrenar. Después de mi último evento, a finales de mayo de 2024, me dediqué a analizar partidas, a trabajar las áreas débiles, mejorar líneas y aperturas, es decir, centrarme en todo lo que pudiera favorecer mi juego. Previo al Campeonato Nacional me enfoqué en otra área, en la práctica, o sea, jugar partidas de entrenamiento o calcular variantes. En fin, todo lo que implica habilidades prácticas.
«Esas partidas de preparación que hice para medir mi rendimiento arrojaron un balance bien distante de otros logrados en los mejores momentos de mi carrera. Es desalentador en parte, pero hasta cierto punto es normal, porque llevaba mucho tiempo inactivo. La idea es que en ese mes previo al Campeonato salieran todos los errores posibles. Llegué al torneo no tan alto en confianza precisamente por eso. Siempre existirá la incertidumbre de cómo irán las cosas».
—Sinceramente, ¿por tu mente pasó, antes de la lid, la aspiración de ganar el Campeonato de Cuba?
—Antes del certamen, algunos amigos de mi provincia me intentaron motivar por esa línea. Pero esa no fue mi meta. Para empezar, aquí, en Camagüey, está Albornoz, que es mi amigo de la infancia, lo aprecio mucho. Considero que él es el mejor ajedrecista de Cuba hoy, por tanto, si alguien era serio candidato a triunfar, ese era él. Mi objetivo principal fue completar la norma de Gran Maestro que me falta o acercarme o llegar a los 2 500 puntos de Elo. Por esa razón es por la que continúo entrenando fuertemente, por convertirme en Gran Maestro, un sueño que tengo desde pequeño.
—Si hacemos un recorrido por la justa que te coronó, veremos que finalizaste invicto, le sacaste tablas a Grandes Maestros como Lelys Martínez, Juan Borges y Albornoz y derrotaste en la última ronda a Ermes Espinosa, otro Gran Maestro. Una trayectoria muy buena, aunque ya me decías que te quedaste con una espinita clavada.
—Sí, estoy muy contento, porque es un resultado que no perseguí inicialmente, aunque ya, al final, sí luché por el título, al ver que tenía posibilidades matemáticas. De hecho, pasó algo curioso. En la ronda ocho, cuando empaté con piezas negras ante el santiaguero José Avelino Álvarez, perdí la posibilidad de continuar aspirando a la norma de Gran Maestro. Sin embargo, por otra parte, sí tenía chances de luchar por el campeonato. Quedé satisfecho con mi nivel de juego, pero no puedo detenerme hasta que arribe a los 2 500 puntos de Elo y complete el título de Gran Maestro.
—Elías, y pensar que pocos días después de tu corona, tu esposa era fuerte candidata al cetro del Campeonato femenino de Cuba, pero culminó cuarta, tras ceder en el último enfrentamiento.
—Más allá de todo, estoy muy feliz con el desempeño de Ine, jugó a un buen nivel. En el torneo femenino hubo varias jugadoras con Elos similares y eso complejizaba a la hora de ofrecer pronósticos. Prever de antemano siempre es muy difícil, pero cuando le restaban apenas dos rondas, tenía grandes posibilidades de titularse. En la penúltima venció y en la conclusiva perdió con Yerisbel Miranda. Ambas salieron dispuestas a obtener la corona, pero finalmente Yerisbel se impuso.
«Son cosas propias del deporte. Tiene que continuar trabajando para conseguir mejores actuaciones. Seguiremos entrenando juntos, somos un equipo y nos ayudamos en todo momento. Ella también tiene retos importantes en el futuro inmediato».
—Por último, ¿cuán complejo es para un ajedrecista cubano competir en el extranjero?
—Sobre ese tema, yo soy de los que menos experiencia tiene. No he viajado mucho, he salido para participar en algún que otro torneo. Depende mucho de las posibilidades económicas de cada jugador, porque es algo que requiere gastos. Normalmente los pasajes son caros y en ocasiones los hospedajes también. Con el título de Gran Maestro, los jugadores tienen más posibilidades de que los organizadores les garanticen algunas facilidades o les aseguren todas las condiciones. La verdad, sí es complicado.
Elías sueña fuertemente con el título de Gran Maestro. Foto: Jit