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A Uzbekistán con el espíritu de Managua

Ocho años después de su última participación en una copa mundial de fútbol sala, la selección masculina cubana se mantiene centrada en su retorno a este certamen

Autor:

Javier Rodríguez Perera

Ocho años después de su última participación en una copa mundial de fútbol sala, la selección masculina cubana se mantiene centrada en su retorno a este certamen, cuya edición número diez se efectuará por primera vez en Uzbekistán, en las ciudades de Andijon, Bujará y Taskent, del 14 de septiembre al 6 de octubre.

Con el propósito de arribar a la competición lo más cerca posible a una forma deportiva óptima, los integrantes del conjunto han aprovechado oportunidades de entrenamientos y topes en Portugal y España, países con una rica historia en certámenes universales y hoy entre los mejores del orbe.

En suelo portugués realizaron tres choques amistosos contra las selecciones locales (derrota de 0-9), de Ucrania (revés de 0-7) y de Costa Rica (1-4), y luego continuaron su preparación en España, donde han efectuado algunos choques con clubes de esa nación antes de viajar a la sede.

Cuba clasificó a la justa uzbeka tras su muy buena demostración en el Campeonato de Concacaf de este año, en Nicaragua. En el Polideportivo Alexis Argüello de Managua, el elenco
antillano terminó invicto en la fase de grupos (victoria ante Panamá y empates con los anfitriones y Canadá), después superó en cuartos de final a República Dominicana y en semis a Costa Rica, y en la porfía por el cetro los panameños se desquitaron en un encuentro bastante parejo que acabó 3-4.

Acerca de la histórica actuación del colectivo insular en tierras pinoleras, Juventud Rebelde conversó con Wilfredo Carbó, uno de los miembros del cuerpo técnico que se encuentra en España y quien fuera portero del equipo cubano durante más de una década y en tres copas mundiales.

Aseguró que lo ocurrido en Nicaragua fue resultado del intenso trabajo de varios años de un elenco que contó en su nómina con figuras que intervinieron en el Torneo Sub-20 de Uncaf en Guatemala (2022) y en los primeros Juegos del Caribe en Guadalupe (2022), donde la Isla ocupó la cima, además de Diego Ramírez, militante en la tercera división de España.

«Ese rendimiento fue logrado por un conjunto muy joven, pero con suficientes ganas de triunfar y hacerlo bien. Eso lo demostraron en cada partido. Fue muy importante la preparación desarrollada en Venezuela con la selección de esa nación, gracias al club Centauros. Celebramos varios encuentros en el mes de estancia, algo que benefició a nuestro sistema de juego. En el Campeonato de Concacaf los muchachos interiorizaron los errores y pudieron completar una excelente competición. Son futbolistas muy talentosos y disciplinados, y eso es clave para aspirar a grandes resultados».

—Anotarle cinco goles a Canadá y empatar en ese encuentro fue un muy buen punto de partida para lo que sucedió días después.

—Algunos menospreciaron a ese equipo de Canadá, pero lo cierto es que ningún país le marcó cinco veces en el torneo, excepto Cuba. Luego igualamos a dos con Nicaragua, un buen resultado si tenemos en cuenta que generalmente enfrentar a la sede es complicado. El tercer encuentro de la llave fue ante Panamá, un plantel de los mejores de la zona, con jugadores con muy buen manejo del balón y efectivos en el uno contra uno. Fue un choque tenso, pues necesitábamos ganar para avanzar a la siguiente etapa, y los muchachos se entregaron siempre y no pararon hasta conseguir el objetivo.

—En el cruce tocó confrontar en cuartos de final a una fuerte escuadra dominicana que vendió carísima su derrota…

—Efectivamente, ese desafío fue muy difícil. República Dominicana presentó una nómina muy madura, con muchos atletas insertados en ligas extranjeras, y eso nos exigió un planteamiento táctico fino para obtener el éxito —marcador de 2-1— y el boleto al Mundial. En semifinales el rival fue Costa Rica, campeón defensor en aquel momento, y el equipo nuestro se tomó muy en serio lo que siempre decimos, que la meta es el cielo. No se conformaron con clasificar a Uzbekistán y triunfaron en penales, con gran trabajo del arquero Kevin Rueda.

—Hacía 16 años Cuba no avanzaba a una final de Concacaf y en Managua se logró, aunque Panamá tomó revancha en el partido decisivo.

—Llegamos invictos a la final y tocó chocar con Panamá por segunda ocasión en el evento. Tuvimos la ausencia en ese juego del pívot Jonathan Hernández, uno de los jugadores más determinantes en los objetivos establecidos, autor de seis goles y un atleta desequilibrante en la cancha. A pesar de eso, salieron dispuestos a conquistar el título, algo que no se pudo, pues perdimos por un gol. Terminamos muy contentos, no paramos de soñar.

 

 

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