Viviendo (o sufriendo) su segundo tercio, la temporada de la Serie Nacional de Béisbol sigue mostrando las mismas tendencias: baja calidad, alta rivalidad. No hay indicios de que esas proyecciones vayan a cambiar en lo adelante.
Más que la diferencia entre los extremos en la tabla de posiciones, lo que importa es la brecha entre el ecuador y el polo de abajo. Cuatro o cinco juegos es, a falta de más de 40 juegos, nada.
Casi todos los días hay movimientos en el ordenamiento. Y seguirán sucediendo esas permutas. Al menos eso garantiza este agonizante torneo en cuanto a calidad se refiere.
A los nada halagüeños números de picheo y defensa, se suma un bateo desaforado aquí y anulado cuando sale al extranjero, confirmación de que es un espejismo semejante calentura ofensiva.
Peor que esas estadísticas resulta la mala ejecución o hasta el desconocimiento de los fundamentos de juego, que conducen a un empobrecimiento en el espectáculo brindado entre las dos rayas de cal y dentro de los bancos, donde indican qué hacer.
Y si agregamos los problemas de disciplina y desacertadas decisiones arbitrales, las notas siguen siendo bajas para el torneo.
Para los mentores resulta muy complejo sostener un pronóstico cuando sus nóminas de 40 sufren bajas insustituibles. De hecho, insisto, lo más sensato es no hablar de vaticinios. Este año, quien menos titulares pierda, más opciones tendrá de mantener el teamwork.
Hasta ayer se habían oficializado 52 cambios y todos los equipos habían experimentado
al menos uno. Leopardos de
Villa Clara y Leones de Industriales son los que más ajustes han registrado (ver tabla), según las circulares emitidas por la Comisión Nacional de Béisbol.
Por varias fuentes, especialmente grupos en redes sociales digitales, muy activos en términos de información, varios atletas aguardan por sus documentos para cumplir contratos en ligas foráneas y hay otros, menos de los deseados, a la espera de los autorizos correspondientes para incorporarse al campeonato, procedentes del extranjero donde se desempeñan en circuitos profesionales a título personal.
Esperemos que al menos sigan regresando jugadores a sus orígenes. La afición los recibe con beneplácito. Y ellos aportan calidad, experiencia y ayudan, con sus conocimientos y prácticas, a dotar de más profesionalidad nuestro torneo beisbolero.