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Jugar también es cosa seria

La Agrupación de Deportes Electrónicos de Cuba intenta legitimar, desde hace algunos años, lo que comenzó como un pasatiempo y hoy ha ganado una considerable fuerza competitiva

 

Autores:

Eduardo Grenier Rodríguez
Lianet Escobar Hernández

Cuando de jugar se trata, hay a quienes les sobran los pretextos. Desde los niños y sus inagotables «baterías», a los jóvenes, adultos y hasta los más longevos, que acuden a sus dispositivos móviles para escapar de la realidad, pasando algunas horas en un entretenido escenario virtual.

Cualquier excusa es buena si el fin que se persigue es la diversión, sobre todo en este tiempo, cuando estar quietos y con el hogar como refugio puede salvarnos la vida ante el peligro que significa el nuevo coronavirus.

La era de internet también contribuye, pues es mucha, y grata, la ayuda que en este sentido brindan los videojuegos. Sin embargo, no son únicamente los golpes de adrenalina los que motivan a muchos a adentrarse en este universo digital, el placer de competir es un aliciente igual de válido.

La batalla de los gamers

Para los miembros de la comunidad de la Agrupación de Deportes Electrónicos en Cuba (ADEC), primera de su tipo en el país, jugar por jugar nunca ha sido el objetivo; por el contrario, se trata de un gremio bien organizado que lleva a cabo torneos y participa en certámenes de diferentes videojuegos en la Isla, incluso con participación internacional.

Fundada en noviembre de 2007, la Adec siempre tuvo en la mira el propósito de desarrollar la cultura de los deportes electrónicos y los juegos de video en territorio nacional, así como el de lograr el reconocimiento institucional necesario para realizar eventos de calidad.

En entrevista con Javier Vidal, quien funge como presidente del grupo, este se refería a la dura batalla en la que tuvieron que enfrascarse por más de una década para conquistar el status legal que hoy en día disfruta la agrupación que reúne a los gamers cubanos.

«En la actualidad somos un club que pertenece a la Unión de Informáticos de Cuba (UIC), aunque también nos hemos acercado al Inder (Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación) y a la dirección de los Joven Club de Computación y Electrónica, entidades con las que ya se han tenido contactos. Pero aún no funcionamos como una afiliación de deportes electrónicos independiente», comenta Vidal.

No obstante, el pasado año la Adec concretó par de alianzas que le allanan mucho el camino de cara a lograr mayor reconocimiento y desarrollo.

Una de esas sociedades fue la que se estableció con la International Esports Federation (su nombre en inglés), la cual aglomera a casi todos los gremios nacionales; la otra unión fue con la CEFA (Caribbean Esports Federation Alliance), la cual brinda la posibilidad a los 12 países que firmaron el memorándum de entendimiento y colaboración, entre ellos Cuba, a participar y contender en los torneos que organice.

Competir: Dónde, cómo y a qué

Son varios los tipos de juegos que gozan de gran aceptación entre los jugadores de deportes electrónicos en la Mayor de las Antillas, siendo los más reconocidos: Fifa, Dota y Dota 2, Call of Duty, Battlefield, Pro Evolution Soccer (PES) y Counter Strike, este último no se destaca mucho en el plano competitivo, puesto que se juega solo en red, donde la aspiración es divertirse y no ganar premios.

Pero no solo se compite a escala nacional en estos juegos. Según detalla Javier Vidal, por la situación epidemiológica que mantiene al país en férrea lucha debido a la pandemia, los juegos que actualmente gozan de mayor aceptación son los que pueden desarrollarse haciendo uso de internet.

«Contamos con ligas activas, entre otras, para Clash Royale, Clash of Stars y Clash of Clan, todos para dispositivos móviles y que constituyen los tres juegos más fuertes que poseemos con comunidades ahora mismo en Cuba. También está Star Craft ll y los torneos para Hearthstone, un juego de cartas basado en el universo de World of Warcraft.

«En otros como Dota 2 se nos dificultan la realización de competencias porque son altos consumidores de datos. De igual manera hemos auspiciado lides como Call of Duty Mobile, y ya en el caso de FIFA no hemos planificado actividades porque se trata de un juego que es obligatoriamente presencial», explicaba el líder de la Adec.

Ya en el plano foráneo han sido los dos últimos años los de mejores resultados para el clan de seguidores de los deportes electrónicos criollos.

La llegada de los datos móviles les permitió incursionar en Hearthstone, con muy buenas actuaciones; aunque ya se tenía la experiencia de una justa de Dota 2, cuando un equipo de La Habana participó en las clasificatorias hacia el evento mundial avanzando hasta la ronda de los ocho mejores.

Pozos de premios

Aun cuando no es el tamaño de la recompensa lo que garantiza la calidad de un evento que englobe a cualquiera de los deportes electrónicos, sí es el estímulo monetario uno de los principales factores que motiva a jugadores en todo el orbe.

Hablamos de una de las industrias más ricas del planeta, la cual ofrece ganancias desorbitantes a los ganadores de cada uno de los torneos universales.

Por ejemplo, el certamen planetario que cada año organiza Valve para Dota 2 rompió el récord de premios de Esports por ocho años consecutivos, confiriendo un total de 1,6 millones de dólares en 2011 y 2012. No conforme con esto, desde 2013 el evento ha sido la mejor justa en lo que a entrega de premios colectivos en metálico se refiere en la historia de los videojuegos.

Su más reciente versión, The International 8, según el sitio web DotEsports, especializado en el tema, consiguió 25,5 millones de dólares en total, por lo que los vencedores de la lid se llevaron a casa unos 11,2 millones por sus sacrificios.

Sin embargo, para los cubanos no pasa de ser una utopía el poder aspirar a premios tan jugosos que beneficiarían tanto a los jugadores como al país. A decir del Presidente de la Adec, se interpone la poca calidad de la conectividad y el bloqueo económico que pesa sobre Cuba.

Un factor que hace que varias compañías de videojuegos no permitan a los gamers cubanos competir en sus sistemas oficiales por miedo a las medidas punitivas, las cuales también obstaculizan o impiden que los practicantes accedan a los premios.

Más allá de estas trabas, la comunidad de jugadores de deportes electrónicos de la Isla no ceja en su empeño de continuar creciendo en número de afiliados, cantidad y calidad de sus torneos, y, por qué no, también en elevar sus aspiraciones futuras.

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