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Hereda San Pablo Burgos Un equipo que enamora

Las cuestas, por lo general, ofrecen trabajo para subirlas, pero el San Pablo Burgos lo ha hecho con un frenesí tremendo

Autor:

Javier Rodríguez Perera

Se puede decir que el Club Baloncesto Miraflores, por cuestiones de patrocinio conocido como Hereda San Pablo Burgos, comenzó a respirar verdadero baloncesto de calidad cuando ascendió hace cuatro años a la ACB, la liga profesional más importante del básquet de España y, según tipos duros del deporte ráfaga y medios deportivos especializados, la competición doméstica más fuerte después de la NBA estadounidense.

Sus dos primeras participaciones fueron las típicas de un debutante que intenta lo posible y lo imposible por asentarse en un ambiente muy competitivo, dominado prácticamente por dos clubes poderosos a nivel europeo: el Real Madrid y el F.C. Barcelona.

A partir de 2020 es que se puso interesante la incipiente historia del conjunto burgalés. Voy por orden y con fechas porque lo que verán a continuación se escribe fácil, se lee fácil, pero cuesta mucho comprender cómo un equipo ha sido tan atrevido y capaz para conseguir tanto en muy poco tiempo, sobre todo con un pasado intrascendente.

Después de finalizar en la décima posición en la etapa regular de la campaña 2019-2020, se tomó con bastante seriedad su presencia en la Fase Final y en cuestión de nada se incluyó entre los cuatros grandes del circuito, frenado por el imponente Barça en semis el 28 de junio. Ah, valga decir que ocho días antes derrotó al Real Madrid, resultado que puso casi en la calle a los de Pablo Laso.

El 4 de octubre, sin duda, marcó un punto de inflexión en la trayectoria del plantel dirigido por Joan Peñarroya. Tras una sólida postemporada como debutante, enfrentó al AEK Atenas en la final de la Liga de Campeones de Europa. El equipo griego fue abatido en su propia casa por un adversario que dejó a más de uno con la boca abierta. Tocó el pináculo y en qué torneo.

El 6 de febrero de este año, otro título. Hasta Buenos Aires viajó el conjunto del cubano Jasiel Rivero para hacer realidad un importantísimo rendimiento, al doblegar a la escuadra argentina Asociación Atlética Quimsa en la disputa por la primera plaza de la Copa Intercontinental de la FIBA. 

Cinco días más tarde cumplió un sueño, que aunque no duró lo deseado, tiene todo el mérito del mundo. La entidad certificó su primera participación en la prestigiosa Copa del Rey del baloncesto español.

Y, por si fuera poco, porque la buena racha estaba solicitando una guinda urgente, sucedió lo que todos sabían hace tiempo. De nuevo la Liga de Campeones fue una catapulta para elevar al cielo al equipo burgalés, solo que esta vez la concreción del cetro sorprendió a la minoría.

Con el segundo marcador más estrecho en la historia de las finales de este certamen, venció por 64-59 al turco Pinar Karsiyaka en la duela del Trade Union Sport Palace, en la ciudad rusa de Nizhny Novgorod. Un dato: se convirtió así en la única formación con dos títulos en cinco ediciones del certamen europeo de clubes. 

«Si nos dicen que íbamos a ganar dos títulos de Champions y una Intercontinental en siete meses… seguro que nadie se lo habría imaginado. No está dentro de las cosas normales, pero esta es la grandeza del deporte, que aparezcan fenómenos excepcionales como el de Burgos. En lo deportivo, el salto ha sido tan grande que es difícil pensar en ir mucho más allá.

«Haciendo las cosas bien se acortan las distancias entre los recursos y el éxito. Así lo hemos ido haciendo: fichando bien, contando con jugadores con hambre, creando química, creyendo en una filosofía y una idea de juego. A veces las cosas son mucho más simples. La conjunción del factor humano y el talento es lo que te lleva al triunfo. Lo uno sin lo otro no funciona», declaró el técnico Joan a un medio ibérico.   

Es que todo ha sido de una manera muy rápida para asimilar. Las cuestas, por lo general, ofrecen trabajo para subirlas, pero el San Pablo Burgos lo ha hecho con un frenesí tremendo, que pone a muchos a preguntarse dónde están los límites para Peñarroya y sus pupilos. ¿Qué vendrá ahora? ¿Una corona en la ACB? Tal vez, quién sabe.

 

El capitán Vitor Benite fue nombrado MVP de la final.

El ala-pívot cubano fue una piedra angular en el segundo cetro consecutivo del Hereda San Pablo Burgos en la Liga de Campeones. En la recién finalizada edición su desempeño fue superior al de la contienda 2019-2020, pues en todas las etapas mostró el fruto de su progreso en el baloncesto profesional.

En 13 de los 15 desafíos de su elenco acumuló 166 puntos, 88 rebotes, 19 asistencias, 16 robos, seis bloqueos, ocho triples y efectividad de 62.4 en tiros de campo. El antillano fue incluido en el Quinteto Ideal de los play-off, junto al base estadounidense Kasey Shepherd (BC Nizhny Novgorod), el escolta norteamericano C.J. Harris (Hapoel Unet-Credit Holon), el alero estadounidense Bonzie Colson (SIG Strasbourg) y el pívot georgiano Giorgi Shermadini (Lenovo Tenerife).

 

El habanero Jasiel Rivero estuvo a un gran nivel a lo largo del torneo.

 

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