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Walter Chaviano Autor: Carolina Viches Publicado: 11/08/2020 | 09:33 pm
Se llama Walter Chaviano y ha representado a Cuba dos veces en el extranjero. Usted, querido lector, no lo verá en la televisión como parte de una delegación grande y, hasta este momento, es poco probable que haya leído su nombre en las tripas de algún diario. Él es uno de los muchos entusiastas cubanos que han convertido el juego de Damas en una pasión.
Sí, leyó usted bien. Damas. El juego, ese con el que probablemente pasó varias tardes jugando en un portal, o en la playa. Un juego cerebral, lógico, analítico. Difícil. Desgraciadamente, cuenta Walter, esta es una disciplina poco conocida.
«La gente piensa “eso es bobería, eso cualquiera lo juega”, pero la realidad es que hay que desarrollar un pensamiento lógico importante. No por gusto hay campeonatos mundiales y grandes maestros, como también sucede en el ajedrez», nos explica vía telefónica este sexagenario profesor villaclareño.
En la Mayor de las Antillas se realiza, anualmente desde 2015, un Campeonato Nacional de Damas Polacas, nombre internacional de la disciplina. Los dos primeros lugares de la justa tienen derecho de representar a la Isla en el Torneo Panamericano.
«Yo participé en dos campeonatos panamericanos, uno en Brasil y otro en Curazao. En el año 2018 obtuve el segundo lugar, empatado con otros cuatro jugadores. Tras las rondas de desempate, que se hacen a partidas rápidas y en las cuales no me fue bien, mi ubicación final fue quinto».
Si bien este tipo de torneos se realizan desde la década de los 80, Walter cuenta que tardaron en integrarse al circuito internacional debido a que en Cuba no existe una Federación oficial de Damas.
«Teniendo en cuenta la situación económica, el Inder eliminó una serie de actividades que se realizaban en el país, y dentro de esas actividades estaba nuestro torneo nacional. Por ello, no tenemos la posibilidad de garantizar la participación de al menos dos competidores por provincia. A lo sumo, nuestras competencias cuentan con poco más de una docena de concursantes, o sea, los únicos capaces de asumir los gastos».
Los jugadores de Damas cubanos, por su cuenta, han iniciado los trámites para organizar una Federación nacional, pero hasta el momento los intentos han caído en saco roto. «Hay torneos internacionales en los cuales nos invitan y nos pagan el alojamiento. Todo esto porque los jugadores cubanos hemos demostrado que tenemos calidad. Por ejemplo, en el último Panamericano, la Federación de Brasil corrió con los gastos del viaje».
El gran sueño de Walter es representar a su país en un Campeonato Mundial. «Para participar en un certamen de este tipo debes estar entre los tres primeros de América. Ahí todo bien, pues hemos tenido buenos resultados y es una meta alcanzable», detalla, aunque a la vez lamenta el hecho de que, en caso de clasificarse, un jugador cubano tendría pocas posibilidades de costearse un viaje a Rusia, sede de esas lides.
«Por otro lado, el campeón de cada país tiene también el derecho de asistir a un Mundial. Es por eso que nos duele tanto no contar con una Federación aquí en la Isla, porque estamos seguros de que nosotros podríamos hacer un buen papel allí».
Como una manera de burlar el aislamiento social forzado por el nuevo coronavirus, se está desarrollando una Copa del Mundo online, en la que participan jugadores de más de una veintena de países, y en la que Walter «movió ficha» junto con otros siete jugadores cubanos, quienes cayeron con las botas puestas en octavos de final frente al potente equipo de Países Bajos.
«Cuando tú le preguntas a un deportista cuál es su máxima aspiración, te responde que vestirse con el uniforme, con los colores del equipo nacional. A nosotros nos pasa lo mismo. Nuestro sueño es representar oficialmente a Cuba en un evento internacional», cuenta Walter, y la voz se le emociona. «Ya no soy un niño, pero todavía me siento con deseos de “guapear”, de competir y hacerlo bien».
