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Hay deporte después del coronavirus

Queda mucho por hacer en lo referente al asunto de la infraestructura, aunque paralelamente también ya se debe ir pensando en cómo recuperar y devolver a su forma anterior a nuestros más valiosos recursos: los deportistas

Autor:

Enio Echezábal Acosta

El anuncio de la fase 1 de recuperación para La Habana y de la segunda parte de ese mismo proceso para el resto de las provincias del país con excepción de Matanzas ha sido una de las noticias mejor recibidas por los cubanos desde que en marzo comenzamos a vivir y sufrir las consecuencias de la pandemia de la COVID-19.

Aunque la mayoría de nuestros compatriotas conoce y entiende que las medidas para prevenir el contagio seguirán siendo extremadamente importantes para que el país salga de esta crisis y se enfrente a las que están por venir, queda mucho para que volvamos a vivir «normalmente».

En el mundo del deporte la situación es exactamente la misma. Mientras que en algunos países ya se han ido reactivando las competiciones, en otros tantos se ha optado por la cancelación o reprogramación, a la espera de un panorama más favorable.

Desde la Isla se ha hecho todo lo posible por garantizar que el regreso a la actividad de atletas y entrenadores suceda lo antes posible. Si bien es cierto que falta tiempo para decretar el play ball otra vez, toca ir pensando ya en cómo se enfrentará el momento cuando llegue.

Por ahora, se ha aprovechado la pausa obligatoria para trabajar en el mantenimiento, remodelación y reparación de instalaciones fundamentales para la práctica deportiva de primer nivel.

Tal tarea, que era vista como una suerte de pedido a gritos para el deporte cubano, se ha logrado hacer tal vez en la etapa más compleja de los últimos años, lo cual demuestra que a veces no se trata solo de materiales o presupuesto, sino de tener la voluntad necesaria para lograr los objetivos aparentemente más lejanos.

Queda mucho por hacer en lo referente al asunto de la infraestructura, aunque paralelamente también ya se debe ir pensando en cómo recuperar y devolver a su forma anterior a nuestros más valiosos recursos: los deportistas.

Nuestros atletas han sido parte del daño colateral de esta batalla contra el nuevo coronavirus. Este largo período de aislamiento los ha protegido a ellos y a sus familias de la enfermedad, pero el proceso ha contribuido a sacarlos de su ritmo habitual de entrenamiento y competencia.

Las secuelas de tanta inactividad podrían ser desastrosas para los eslabones del sistema deportivo cubano. De ahí que el trabajo que se realice en lo adelante deba ser más atinado y coherente que nunca, si es que queremos enfrentar los retos venideros con las mismas aspiraciones que se tenían antes.

Hasta la fecha se han confirmado solamente unos pocos eventos de primera categoría, entre los que se incluyen la Serie Nacional de Béisbol, el torneo Playa Girón de boxeo y los campeonatos nacionales de Judo y Lucha. Programados para el último trimestre del año, representan a espectáculos y disciplinas esenciales para el país, aunque de cara a 2021 habrá que encargarse del fogueo y la evaluación de los demás aspirantes o clasificados a los Juegos Olímpicos de Tokio.

Si se ha sabido pelear contra el virus y contenerlo de la mejor manera posible, es lógico que, una vez solucionado ese complejo tema, el deporte regrese al lugar de siempre.

Eso sí, todo lo conseguido hasta ahora debería servir solo como una motivación más para seguir cambiando y optimizando lo que sea necesario para convertir a nuestro deporte en la mejor versión de sí mismo que seamos capaces de construir.

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