Su bate empezó fustigando las aspiraciones de Ariel Pestano de superar el síndrome del segundo año. Quizá aquel jonrón el sábado marque los destinos de los pequeños Leopardos, aunque queda mucho camino por andar aún en la sexta temporada del béisbol sub-23.
Ronney Muñiz no dejó morir a los Cocodrilos en el primer juego cuando estaban a un suspiro de perder ante Villa Clara en extrainning y ayer pegó dos bambinazos más para completar el escobazo menos pensado de inicios de campeonato.
Con esos tres palazos de vuelta completa no solo se puso al frente de ese cotizado apartado ofensivo, sino que igualó la cantidad de batacazos pegados en la cuarta serie y superó los dos de la pasada edición y se perfila, otra vez, como uno de los jugadores a seguir. Siempre ha habido ojos puestos en él, porque credenciales enseñó desde pequeño, y ya jugó, incluso, con los Cocodrilos grandes hace par de campañas.
Ayer, después que los yumurinos ganaran a primera hora por 3-2 para asegurar la subserie, Muñiz se encargó de preservar el invicto de su equipo cuando en el inning de apertura sonó el primer batacazo de la tarde con dos socios animándolo desde los senderos y en el episodio siguiente volvió a mandar de parranda a la bola con otro socio en base.
Volvió al home plate en el cuarto y sobrevino lo que pasa con frecuencia en esas circunstancias: la pelota se incrustó en su anatomía. En el quinto, ya con diez de ventaja en la pizarra, y la gente incitándolo desde las gradas para que empinara la bola otra vez, Muñiz se tomó un ponche.
Fue esa una subserie de contrastes: primer y tercer choques definidos por la mínima; segundo y cuarto, por fuera de combate. Villa Clara ha empezado con el mismo pie izquierdo con que terminó el año pasado, y de que haya sido así ahora se encargó Muñiz, cuyo bate se ensañó con un pitcheo que, en el papel, parece de los mejores del torneo.
Resultados del martes: MTZ 3-VCL 2, MTZ 12-VCL 2, HAB 11-IJV 1, CFG 12-MAY 10, ART 8-PRI 2, CAV 5-LTU 1, GTM 13-GRA 5 y SSP 11-CMG 1.