El elixir del triunfo enamoró completamente a las Avispas santiagueras del softbol masculino hace un año con la conquista de la corona nacional de la disciplina, a tal punto que lograron recientemente ampliar su reinado en tierras avileñas, donde el destino y la superioridad manifiesta sobre todos los rivales les permitió asir la doble supremacía en estos certámenes.
Los indómitos escalaron a lo más alto del podio tras desbancar en el duelo decisivo a los locales, según informa el sitio digital Jit. En un excelente duelo entre los internacionales Gusbel Plutín y Alberto Hernández, los monarcas iban encima 1-0 en la pizarra cuando llegó la lluvia en la parte baja de la cuarta entrada.
Los santiagueros habían anotado su carrera en el segundo inning gracias al doblete de Yesander Rodríguez que impulsó a Yasmani Ríos. El juego todavía no era válido y las inclemencias del tiempo impidieron la reanudación.
Ante esta situación, la comisión técnica del evento determinó que el título le correspondía a Santiago de Cuba por el triunfo con marcador de 8-3 conseguido ante los avileños en el primer partido del Sistema Page.
La jornada había comenzado con la victoria 5-1 de Holguín ante La Habana. Rafael Guerra se apuntó el éxito y resultó determinante a la ofensiva con un doblete remolcador de tres carreras. Alain López, a pesar de propinar 11 ponches, cargó con la derrota.
En el enfrentamiento por el cruce a la final los avileños les propinaron nocaut de 7-0 en seis entradas a los nororientales con la victoria para Eduardo González y el revés al aval de Rafael Guerra. Alexei Tejeda conectó cuadrangular con las bases llenas.
Holguín terminó en tercer lugar y relegó a los capitalinos a la cuarta plaza. Granma en su ascenso a la primera división finalizó en el quinto escaño, mientras Villa Clara descendió al segundo nivel con su sexto puesto.
En definitiva, más allá de la plausible actuación de los surorientales, reafirmados como mandamases del softbol masculino en Cuba, habría que repensar las estructuras de un torneo definido por una vía bastante perfectible. Si bien la lluvia fue un factor nocivo para el éxito organizativo, la seriedad de cualquier campeonato sería puesta en duda si la final es impugnada y se toman resultados previos, cuyo grado de tensión no se acerca a un duelo por el oro.