Ayer los cubanos terminaron con la medalla de plata, al no poder vencer en dos ocasiones a los actuales campeones mundiales. Autor: ICF Publicado: 25/05/2018 | 09:26 pm
En el deporte, un revés, generalmente termina siendo un efecto doloroso. Entonces, el derrotado comienza a esperar como cosa buena la oportunidad de desquitarse, de rendir al verdugo que lo venció. He escuchado que la revancha tarda en llegar, puede ser muchos años o toda una vida, como también es real que no pocas veces nunca llega a suceder. Sin embargo, Serguey Torres Madrigal y Fernando Dayán Jorge Enríquez, en este sentido, son verdaderamente afortunados, porque su compás de espera se redujo a nueve meses y por partida doble.
Ayer, en la mañana y la tarde de Duisburgo, ciudad alemana de casi medio millón de habitantes, la dupla estandarte del canotaje cubano en la actualidad compitió en la segunda parada de la Copa del Mundo, donde el programa competitivo fijó que coincidieran en su heat inicial con Yul Oeltze y Peter Kretschmer, binomio alemán que los derrotó en la discusión del título del C2 a 1000 metros del Campeonato Mundial de Racice, República Checa, en 2017.
Para acceder a la final de manera directa, los discípulos de Yosniel Domínguez tenían que cumplir el recorrido en la primera posición, porque de lo contrario, se verían obligados a recalar en una de las semifinales para buscar su plaza a la instancia decisiva. Precisamente, eso último fue lo que ocurrió, después de que los antillanos fallaran el primer examen de revancha ante los locales, quienes fueron primeros en la segunda serie con tiempo de 3:31.789 minutos (m), seguidos por los nuestros, capaces de parar el cronómetro en 3:38.796 m.
Para acceder a la disputa de las medallas, el espirituano y el cienfueguero bogaron por la línea cuatro de la segunda semifinal, donde aseguraron el cupo, al entrar en la primera plaza con registro de 3:34.271 m, el mejor entre las 14 embarcaciones que compitieron en esta fase.
Fue entonces que en menos de cinco horas la dupla criolla tuvo el chance de intentar derrotar de nuevo a Kretschmer y Oeltze, en una regata en la que además salieron al ruedo otros siete botes de seis países. Pero el afán de triunfo ante los teutones tendrá que esperar, presumiblemente, hasta el certamen del orbe de este año en Portugal, luego de que los anfitriones se adueñaran del cetro con tiempo de 3:30.948 m, seguido por los nuestros (3:31.645 m) y por los representantes de China (3:32.444 m).
«Creo que la principal fortaleza de los alemanes en este evento en especial es que están en su casa. Igualmente tienen la experiencia de sus integrantes, que ya son campeones mundiales y campeón olímpico en el caso de Kretschmer. La clave para derrotarlos es solo cuestión de tiempo y fogueo; nuestro bote ha mantenido su tendencia a mejorar y eso va a ser lo que al final nos aporte la ventaja», expresó vía digital a JR, desde la sede, Torres, quien junto a su compañero, pugnará mañana en la final del C1 a 5000 metros.
Por su parte, Domínguez declaró: «como te dije el jueves, el primer objetivo era ganar la eliminatoria, porque si no nos tocaría una semifinal a menos de dos horas de la final y eso nos debilitaría un poco. Sin embargo, ese propósito no se pudo lograr, tal vez por razones tácticas, por lo que nos planteamos otro plan, el de acceder a la discusión del título sin grandes sacrificios, para reservar energías.
«En la final, una vez más perfecta, los esfuerzos de las primeras regatas pudieron influir en el resultado conclusivo, aunque no dejo de reconocer que los alemanes se mantienen en muy buena forma. Pienso que esa pelea entre ellos y mis alumnos va a durar mucho tiempo», aseguró el estratega artemiseño.