Los cubanitos ya se han medido con jugadores más curtidos. Autor: Zimbio Publicado: 21/09/2017 | 06:37 pm
En una temporada de voleibol en que la mejor noticia para Cuba la aportó la pareja de Sergio y Nivaldo en la modalidad de playa durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, la selección masculina sub-23 buscará a partir de mañana revalidar su corona de 2014 en la Copa Panamericana y asegurar un boleto para el Mundial de la categoría el año próximo.
El timonel Jesús Cruz y los entrenadores que lo acompañan en este certamen regional organizado en Guanajuato, México, tienen la misión estratégica de «acelerar» el crecimiento de un grupo de muchachos que, como van las cosas, tendrán que asumir papeles protagónicos en la formación de mayores a la mayor brevedad posible.
De los 12 jugadores insulares inscritos para la Copa, solo tres no participaron en ninguno de los campeonatos del orbe efectuados en 2015 (sub-19, sub-21 y sub-23): Rey Issac, Liván Taboada y José Massó. Algunos, incluso, estuvieron en dos de esas justas universales: Adrián Goide, Miguel David Gutiérrez, Miguel Ángel López y Javier Concepción.
Por los ajustes de última hora, después del suceso de Finlandia, cinco de esos jovenzuelos que estarán ahora en tierras mexicanas tuvieron que vestir, precipitadamente, el uniforme del «Cuba» en la cita estival carioca.
Sin dudas, con ese camino recorrido el conjunto criollo es uno de los más fuertes en la Copa Panamericana, en la que el atacador opuesto Osniel Rendón tendrá más argumentos técnico tácticos para reditar el premio al Jugador Más Valioso que conquistara hace dos años en La Habana.
Sería muy esperanzador que este equipo logre todos sus propósitos en México. Porque, a pesar de los pesares, en Cuba la gente sigue amando al voleibol, un deporte que tantas glorias le dio al país.