Desde su llegada a la Isla de la Juventud, el habanero Ariel Hechevarría ha tenido más oportunidades para demostrar su talento. Foto: Juan Moreno Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 06:20 pm
La actual Serie Nacional es notablemente joven. Va siendo una tendencia, y todo apunta a que la misma se irá acentuando en el futuro, ya sea por el goteo constante —y por las más diversas vías— de jugadores, o por la ampliación del horizonte para la contratación extrafronteras.
Aunque no siempre lo dicen todo, los números son incuestionables. De los 512 jugadores inscritos en el actual torneo por los 16 equipos concursantes, 275 —entre ellos 89 novatos— comenzaron con tres o menos años de participación en nuestros clásicos beisboleros. Y eso quiere decir que, como media, más de la mitad de la nómina en cada uno de los elencos concursantes se encuentra en ese rango de poca experiencia.
En un extremo de la escala están Matanzas, con solo 11 jugadores que casi comienzan sus carreras. En el otro Cienfuegos y Sancti Spíritus, ambos con 21 peloteros con poco rodaje. No obstante, sería bueno echar un vistazo a cuántos de estos recién llegados se les han abierto con asiduidad las puertas del diamante, pues las circunstancias en cada equipo son diferentes.
Por ejemplo, en una novena como la de Ciego de Ávila es muy raro ver alguno de estos jugadores en el line up titular, salvo Luis Robert Moirán, uno de los grandes talentos de la actualidad. En Matanzas sucede casi lo mismo, y también en Industriales, con la excepción de las oportunidades que muy bien ha aprovechado Javier Camero.
En el equipo Azul están enroladas algunas jóvenes figuras con proyecciones esperanzadoras, pero la presencia de muchos establecidos limita sus oportunidades. En ese caso estaría un muchacho como Andrés Hernández, quien exhibió condiciones en el pasado torneo para menores de 23 años y es otro que no ha desentonado en las pocas veces que le han puesto la luz verde.
Mirando el panorama, no sería raro que en un futuro pruebe suerte en alguna otra novena, como lo hizo ahora —y con desempeños elogiables— su coterráneo Ariel Hechevarría, cuyos 42 imparables con la franela de los Piratas es solo superada en ese equipo por los 56 de Rigoberto Gómez. Además, el jovencito que se estrenó el pasado año en Industriales ha disparado cinco vuelacercas y empujado 28 carreras, cifra inalcanzable para sus actuales compañeros.
Sin embargo, las cosas cambian en equipos como Cienfuegos o Camagüey, casi obligados a echar mano a su futuro para asumir la presencia en el certamen. En estos, como en otros elencos, la salida de no pocas figuras establecidas ha propiciado la irrupción de algunos peloteros que ya habían debutado, pero no tenían la posibilidad de jugar con frecuencia.
Entre esos pudiera incluirse al ahora vueltabajero Yasser Julio González, cuyas prestaciones han «disimulado» con creces algunos de los vacíos que amenazaban con lastrar a la tropa de Jorge Gallardo. En sus primeras tres campañas, el muchacho aparecía con solo 77 veces al bate, nunca había despachado una pelota más allá de los límites y su promedio de por vida era de apenas .195.
Ahora, el jardinero es un habitual en la alineación titular de los pativerdes, y además de batear para .299 con 40 hits, ha conectado diez cuadrangulares y propulsado a 34 compañeros hacia home, tres más que su experimentado compañero William Saavedra.
Y si quisiéramos citar otro exponente, no habría más que dirigir la mirada hacia la receptoría de los Cocodrilos yumurinos, donde Onel Vega llevaba seis años esperando una oportunidad. Si en la sombra bateaba para .212 sin jonrones, ahora con el juego diario compila para .318 con siete bambinazos y 21 remolques.
¿Bbueno o malo?
Evidentemente, es la frescura de sus protagonistas una consecuencia, pero a la vez una de las causas de más peso en el decreciente nivel de juego en el principal torneo beisbolero del país. Si miramos la defensa —deficiencia reiterada a lo largo del campeonato—, vemos que la cabeza del apartado de errores cometidos la ocupa un novato, y que ninguno de los dos jugadores que lo escoltan superaban, antes de romper las hostilidades, las dos campañas de experiencia.
Otro tanto ocurre en el área monticular, en la que los jóvenes valores tienen muchas más oportunidades de exhibir prematuramente su talento, teniendo en cuenta la poca fiabilidad de casi todos los staff de lanzadores. Casi la mitad de los jugadores que no llegaban a cuatro campañas antes de esta serie (132 para ser exactos) son tiradores y lo mismo ocurre con respecto a la totalidad de debutantes.
Visto desde el punto de vista más optimista, tanta juventud en el torneo pudiera verse como la posibilidad de moldear un futuro promisorio. Lo más pesimista sería ver que sean otros, y no estos, los jóvenes que aparezcan sobre el diamante durante la próxima temporada.
La regla
Dicen que toda regla tiene su excepción, y entre tanta gente nueva por crecer para el bien de la pelota cubana ya hay quienes despuntan con un nivel por encima del común para sus edades, y algunos de ellos ya suenan para distinción como novato de año.
En el caso de los jugadores de posición, los focos están de momento puestos en el jardinero tunero Rubén Paz, quien ha asumido un importante rol en el despliegue que mantiene a los Leñadores con opciones de clasificación.
Hasta el momento, el patrullero central, que ocupa el importante puesto de hombre proa, exhibe un excelente promedio ofensivo de .366, el séptimo mejor del tramo que ya agotó su calendario. Además, ha conectado una docena de extrabases, distribuidos en nueve dobles, un triple y par de cuadrangulares, y por ahora no ha cometido su primer error en series nacionales.
En el caso de los serpentineros, la nota la va poniendo el capitalino Yoel David Paula, un muchacho de apenas 18 abriles, pero ya sobresaliente dentro del renovado cuerpo de tiradores presentado este año por Industriales. De momento, ha participado en una decena de juegos, nueve de ellos en función de relevista, con balance de seis triunfos y un solo revés. Asimismo, promedia poco más de seis ponches y dos boletos cada nueve entradas de actuación y los rivales le batean para solo .235 de average.
Estos dos chicos no son los únicos que han comenzado con buen pie sus respectivas incursiones en el béisbol nacional. Por ejemplo, el pinero Yolber Sánchez, quien ha participado en 29 duelos de los Piratas, promedia ofensivamente para .310, gracias a sus 27 imparables, entre ellos seis dobles.
Más para elogiar hay sobre el montículo. Ahí tenemos al tunero Diego Granado, con balance de 4-0 más tres rescates a su cuenta. El muchachito ha trabajado más de 34 entradas de actuación para un impresionante promedio de carreras limpias de 1.83, y los bateadores rivales solo le han promediado para ¡.197!
Otro que trabajó para menos de dos carrera limpias por juego —su registro es de 1.86— fue el santiaguero Daniel Gómez. Y hablo en pasado porque su equipo no estará en la segunda parte, por lo que habrá que esperar para ver si esos números que apuntalan un balance de 3-0 más un rescate tientan a algún timonel para hacerse de sus servicios.