Karjakin venció en la tercera partida y aún sigue con vida. Autor: FIDE Publicado: 21/09/2017 | 06:19 pm
Se vio levantando el trofeo, sonriendo con su cara rellena de rusito inteligente tras su cómoda ventaja, y terminó ahogado en la misma salsa que se había preparado para celebrar la victoria. Apenas una igualdad le bastaba al ruso Peter Svidler (2727 puntos Elo). Un armisticio, luego un apretón de manos, quizá un «nos vemos en la próxima» y su joven compatriota Sergey Karjakin (2762) yacería seis pies bajo tierra, con las patas tiesas y el cerebro en conserva. Pero sucedió lo que casi siempre sucede cuando nos creemos lo que no debemos creernos.
El supuesto perdedor, el que estaba contra las cuerdas con la boca rota y ensangrentada, se repuso a lo Rocky Balboa y destrozó a un tipo que le había ganado dos cotejos seguidos durante la gran final de la Copa Mundial de ajedrez, celebrada en Bakú. Este sábado Karjakin condujo las negras y después de 30 movidas de una defensa Siciliana con complejo de cachumbambé —ambos trebejistas se equivocaron continuamente— selló una sonrisa que lo mantiene con vida.
El vapuleado llegó al lance 28 con pieza de menos, pero su oponente patinó al trasladar la Dama a la casilla d2, lo que le costó perder una torre y la partida.
Ahora el marcador favorece a Svidler (2-1), quien conducirá hoy figuras oscuras y necesitará respirar profundo para olvidar lo que pudo ser y en definitiva no fue. Pactar la paz sería un rayo de luz en la oscuridad, ya que le daría una corona que ya se encasquetó en el 2011. Karjakin necesitaría otro triunfo para llevar el duelo a las porfías rápidas.