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TORONTO.— Esta ciudad es una fiesta. Vive, en tiempos de Panamericanos, como si estuviera en carnavales (a lo cubano). A la par de las competencias deportivas, se ha concebido un amplio programa recreativo: Panamanía.
Coincide que estamos en el verano, en el poco tiempo que por estos lares las temperaturas permiten a la gente salir a las calles con la misma ropa que los caribeños lo hacemos casi todo el año.
Los torontinos, además de deporte, quieren música, baile, cerveza, juegos. Para ir a las canchas de voleibol de playa, por ejemplo, hay que atravesar una de esas áreas cerradas que cuentan con plataforma y todo para las orquestas musicales.
Parece una de esas plazas carnavalescas de Cuba. Ventas de alimentos, refrescos, jugos, ropas deportivas, gafas, gorras, bebidas alcohólicas —que no se pueden consumir en todos los espacios públicos, solo en los habilitados para estos.
Aquí se presentaron el otro día Pupy y los que Son Son y Yaíma Sáez. Dicen que el público bailó hasta quedar exhausto. La comunidad cubana en Toronto estuvo casi toda allí. En las redes sociales fueron muchos los elogios que le prodigaron al concierto.
«Bueno es poco, aquello fue como estar en Cuba», me dijo un avileño que lleva aquí más de diez años.
Durante el tiempo que duren los Panamericanos y los Parapanamericanos se ofrecerán más de 200 espectáculos, que incluyen bailables y exposiciones que reflejen la diversidad cultural de la región y del continente. Hay más de 20 sitios habilitados para este proyecto.
El jueves pasado casi a la medianoche, de regreso al hotel, un grupo de periodistas cubanos nos quedamos admirados de cómo en un área pública más de 50 personas disfrutaban de una película en una pantalla gigante. Sentados alrededor de mesas de madera, con comida o trago (a gusto), eran felices.
