AJAX.‒ Cuando faltaban tres out para que la selección de beisbol de Cuba se despidiera de los Juegos Panamericanos sin una medalla, aparecieron dos avileños seguidos vestidos de jonroneros y mandaron sendas pelotas a volar más allá de los límites para dejar al campo a Puerto Rico en la disputa del bronce.
En la conclusión del noveno, Yorbis Borroto encontró a dos compañeros en circulación por jits (Urmani Guerra y Yosvany Alarcón) y el marcador adverso 3-6. Ahí mismo agarró un envío del relevista boricua Raúl Rivera y empató el duelo.
Casi no le da tiempo a Borroto a entrar al banco, pues un paisano suyo, José Adolis García, un pichón de tigre que está enseñando garras de gran felino, se embulló y dio otro batacazo, con el cual se acabó el partido, con marcador de 7-6.
En lo particular, Yennier Cano, avileño también, se anotó el triunfo, después que desfilaran por el montículo Lázaro Blanco, Erlis Casanova e Ismel Jiménez.
Al menos, si sirve como consuelo, se igualó la actuación de Guadalajara. Cuba estuvo cerca de mejorar el color de esa medalla, pero no pudo darle el tiro de gracia a la novena de Estados Unidos cuando la tenía gravemente herida en el cruce.
Loable el desempeño de Rudy Reyes en todo el campeonato. Tuvo que asumir dos funciones para las que no estaba previsto inicialmente: la tercera base y el tercer madero, y ambas responsabilidades las cumplió con creces.
Ahora, como me dijo Roger Machado, a pensar qué hacer y cómo para que la pelota cubana se parezca un poco más a la que antaño dio tantas glorias.