Esta historia empezó a escribirse con líneas torcidas el primer día de la competencia. Lo que debió ser un inicio feliz, terminó por convertirse en la principal causa de que el equipo cubano de softbol femenino quedara por cuarta vez en el umbral de la clasificación para la siguiente ronda de un mundial de la disciplina.
El revés de ayer ante la poderosa escuadra de Canadá era un resultado esperado. Solo un milagro podía cambiarle el rumbo a los acontecimientos, y no ocurrió. Así que el marcador de siete a cero a favor de las norteñas no sorprendió a nadie.
A fin de cuentas, lo que sí generó exclamaciones (y abrió la avenida del pesimismo) fue la derrota de la fecha inaugural de la cita que organiza la ciudad holandesa de Haarlem, ante un rival menos exigente, República Checa, que de haber sido una victoria, tendría hoy a Cuba festejando por primera vez su pase entre las ocho mejores de un certamen planetario de softbol para damas.
Después de aquel traspié, las antillanas eslabonaron una cadena de tres éxitos que oxigenó las expectativas, pero a continuación vinieron tres partidos en los que la ofensiva fue reducida al mínimo, no pudieron marcar siquiera una anotación, y cayeron ante China, Japón y este jueves frente a Canadá.
Por la llave de las cubanas, los boletos se los adjudicaron Japón, elenco que concluyó invicto en siete salidas al terreno, Canadá (6-1), China (4-3) y Nueva Zelanda (3-4).
República Checa y las neozelandesas terminaron con el mismo balance de victorias y derrotas que las nuestras, pero por el sistema de desempate, el pasaje les correspondió a las de Oceanía.
En el otro circuito, Estados Unidos también superó a las siete adversarias encontradas en el camino, y dejó los otros tres pasaportes para Australia (6-1) y Taipei de China y las anfitrionas holandesas, ambas con 4-3.
Cuba irá hoy frente a Italia en la ronda de consuelo para decidir los puestos del nueve al 16.