El capitalino tiene en la fortaleza y resistencia físicas su arma más efectiva. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 21/09/2017 | 05:25 pm
¿Profe, llevo el kimono? Quizá sea esta una de las preguntas más esclarecedoras sobre el total desconocimiento del capitalino Osleni Guerrero antes de dar sus primeros pasos sobre una cancha de bádminton.
Su hiperactividad era tanta que su madre buscó siempre canalizarle ese exceso de adrenalina mediante la práctica del deporte. Fue entonces que a los ocho años, luego de explayarse repartiendo «llaves» y proyecciones en lucha y judo, fue descubierto un día por el entrenador Luis A. Lara en su escuela primaria.
Años después, Guerrero se convirtió en la principal figura del bádminton en el país, y de las más sobresalientes del continente americano.
Alto, sobre lo delgado, fuerte, voluntarioso, y amante de la comida —no importa cuál sea, sino la cantidad—, Osleni es el primer cubano que recibe una beca otorgada por la Federación Panamericana de ese deporte, con sede en Perú.
Por esta y otras razones llegamos a la capitalina sala polivalente Kid Chocolate, donde completaba sus últimos detalles antes de partir rumbo a Lima.
Sudor y jadeos por medio, Guerrero nos contó sobre sus actuales condiciones y consideraciones acerca de su elección para este programa de superación.
«Me siento muy bien en todos los sentidos. He comenzado este período con mucha concentración y confianza en las capacidades que tengo. El objetivo es claro: mejorar en cada partido y elevar mi calidad de juego, porque solo así se llega poco a poco a las metas. Creo que puedo estar entre los tres primeros en los cuatro torneos que me quedan por delante.
«Esta beca es el fruto de mucho sacrificio y por supuesto me agrada que vean en mí condiciones suficientes como para otorgarme el período más largo que se da en el continente», comentó.
Tuvimos que esperar a que cumpliera la segunda vuelta de su intensa preparación en la calurosa y algo oscura instalación centrocapitalina. Al regresar al lugar desde donde lo observábamos, impresionados por el intenso despliegue físico necesario para esta disciplina, nos comentó sobre su camino a la cima del ránking nacional y su actual puesto en el listado regional.
«No ha sido nada fácil. Llegué a la preselección nacional con solo 15 años y muchas cosas que aprender en materia de concentración, y enfoque en lo que hay que hacer para llegar a grandes planos.
«Me inserté al inicio en una generación muy competitiva y en la cual me sentía el niño del grupo; así yo asimilaba los cambios a su debido tiempo, pues no tenía ninguna responsabilidad más allá de rendir y evolucionar positivamente. Por varias y repentinas razones ese grupo desapareció, por lo que me vi obligado a asumir el rol de primera figura. No siempre fue fácil para un niño de 15 años de edad», dijo.
Una avalancha de volantes le llegaban a Osleni de la parte derecha de la cancha, enviados por su entrenador principal, Roberto Mollinedo, quien los colocaba en los puntos donde el atleta tenía que emplearse más a fondo para poder regresar la acción de forma positiva.
Luego, y sin salir de la pista, quedó pensativo a nuestra solicitud de hablar sobre el peor y mejor momento en su carrera deportiva.
«El cambio repentino de entrenador fue un momento duro, para el cual no estaba preparado y que tuve que asumir con mucha seriedad y responsabilidad. Esto fue muy poco tiempo antes de los Juegos Panamericanos de Guadalajara, el año pasado, y encontrar la concentración necesaria para rendir en la competencia me costó trabajo. Reconozco que no fue fácil digerir ese cambio, pero ya todo marcha sobre ruedas y estoy cómodo con la actual dirección.
«Hasta el momento, la medalla de plata en los Panamericanos ha sido lo más grande para mí, porque demostré que tengo capacidad para dominar en el continente y condiciones para estar entre los grandes de este deporte en el mundo», dijo sonriente.
Surgió entonces una duda: ¿Cuáles son las características que diferencian a Osleni Guerrero de otros badmintonistas del área? Y el habanero respondió sin miramientos.
«Aprovecho mucho en el juego la fortaleza física, algo que me permite basarme en remates fuertes y un accionar más dinámico con el golpeo. También la capacidad de trabajo me ayuda mucho. Ser muy resistente me ha dado ventaja sobre otros en competencias internacionales, pues varios no aguantan un ritmo de partido muy alto», aseveró.
Ya al final de la sesión de entrenamientos, y en medio de los ejercicios de estiramiento, restaba una pregunta: ¿Hasta dónde se plantea llegar?
«Ya cuando tuve conciencia de lo que hacía dentro del deporte, mi meta siempre fue lograr medallas en Juegos Panamericanos y clasificar para una Olimpiada. Ya logré lo primero y arranqué mi tren hacia la siguiente parada. Creo que puedo lograrlo. Ya en esa instancia, jugar punto a punto».
Mas no es la sala polivalente habanera su local estable para la preparación y eso es un escollo que debe superar cada día.
«Hasta ahora no tenemos sede fija para entrenar. Estamos un tiempo aquí y otro allá; por eso no podemos aclimatarnos a un lugar específico. Psicológicamente es algo incómodo, pero hay que batallar con esa realidad. Espero que un día eso se resuelva, por el bien de nuestra disciplina», comentó.
Amante del reguetón, las baladas y la música de los 60 y 70 del pasado siglo, Osleni Guerrero deja las puertas abiertas para grandes resultados. Por el momento busca elevar su puesto 136 del ránking mundial y con cada uno de los torneos que se le avecinan lograr su tan ansiado boleto olímpico. Y puede hacerlo.