Mario Gómez sacudió a los holandeses con sus dos goles. Autor: Getty Images Publicado: 21/09/2017 | 05:21 pm
La segunda capitulación holandesa y la resurrección lusitana marcaron las recientes acciones del grupo C en la Eurocopa de fútbol que, como muchos esperaban, tendrá el próximo domingo una jornada definitoria de puro vértigo.
Ni el segundo triunfo de los alemanes ni el nuevo tropiezo de los tulipanes aseguran la clasificación de unos o la eliminación de los otros. Así las cosas, pocos se atreven a lanzar al vuelo sus pronósticos.
Los más ventajistas dirán que Alemania, ganadora en sus dos primeras presentaciones, estará en la siguiente fase. Pero ni el hecho de mostrarse imbatible le asegura —de momento— su supervivencia en esta llave de matices mortuorios.
Es cierto que después de someter este miércoles con un autoritario 2-1 a Holanda poco se arriesgarían a verla fuera del camino al trono. Esta generación de jugadores que siguen construyendo ilusiones, ahora de la mano de Joachim Löw, tiene hambre, calidad, y un ariete afinado como Mario Gómez.
Ya va por tres dianas el delantero del Bayern de Munich. Las más recientes fueron suficientes para humillar a una Holanda sumida en la opacidad de sus estrellas que, según la rumorología del torneo, se piden la cabeza dentro del vestuario orange.
Sobre el césped del Metalist ucraniano, Sketelenburg vivió un verdadero calvario, y antes de irse al descanso ya había encajado las dos perforaciones del «Súper Mario». El gol de Van Persie en el minuto 73 solo vino a maquillar el resultado para un equipo que llegó con la etiqueta de favorito, y ahora apenas sobrevive colgado de las matemáticas y el infortunio de otros.
A los germanos les basta un empate el domingo ante Dinamarca para poner rumbo a los cuartos de final. Mas un resultado adverso y la suma de otras posibles combinaciones en el duelo Holanda-Portugal, incendiaría el grupo.
Y la culpa es, en parte, de unos sufridos portugueses que a punto estuvieron de dilapidar una ventaja aparentemente cómoda. En apenas 35 minutos los de Paulo Vento aterrizaron los humos del equipo danés, primero con un certero cabezazo de Pepe a la salida de un córner y luego con el exquisito remate de Postiga a pase de Nani.
Pero rara vez Dinamarca baja los brazos. Sin encandilar, suben sus líneas palmo a palmo, hasta crear los huecos por donde un jugador como Nicklas Bendtner hace un daño descomunal. Par de testarazos en circunstancias diferentes pusieron el partido donde mismo había comenzado.
Pudo Cristiano Ronaldo sentenciarlo, pero el chico de Madeira ha sido hasta ahora una sombra de su temporada en el Real Madrid. Él mismo tendrá pesadillas cuando piense en los dos «mano a mano» con el portero danés que tiró burdamente al caño.
Felizmente para los suyos, a falta de tres minutos para el pitazo final, el reincorporado Silvestre Varela se recompuso de un remate fatal, para devolver a Portugal a la zona de aspirantes. Y de paso, hizo a medio mundo alquilar butacas para el suspenso de una tanda dominical.