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Las mil caras de Argentina

Los futbolistas argentinos aseguraron de forma impecable el pasaje a los octavos de final. Y hasta ahora, han sido los únicos que han sumado un puntaje perfecto

Autor:

Raiko Martín

No creo que hoy exista sobre la faz de la Tierra un ser más feliz que el argentino Diego Armando Maradona. Este martes su camaleónica Argentina, la misma que llegó a Sudáfrica remando a contracorriente en un mar de dudas, se aseguró de forma impecable el pasaje a los octavos de final. Y hasta ahora, ha sido la única que ha sumado un puntaje perfecto.

Había mucha historia para Diego detrás de este partido con Grecia, nación sobre la que descargó su última bala mundialista como jugador. Aun así, prefirió certificar el billete a su manera. Puso sobre la cancha lo que para muchos sería un equipo B, pero que terminó siendo un A —de Alternativo—, porque nada tienen de secundarios Milito y el «Kun» Agüero, dos de los delanteros más cotizados del momento.

Solo le faltaba al «Pelusa» entregar los galones a Messi, y no hubo mejor ocasión que el casi obligado descanso de Mascherano, a una amarilla de la suspensión. Al rosarino no le quedó grande el gafete, y aunque la escalonada defensa helénica le restó libertad de movimientos, nunca dejó de generar juego y encarar. Otra vez le pegó al palo y tendrá que esperar mejores suertes.

En total fueron siete las modificaciones con respecto a la goleada previa, pero si de algo puede presumir esta albiceleste es de sus inagotables variantes. Funcionó con dos laterales puros en el fondo, y puede mezclar la juventud de Bolatti con la experiencia de Verón sin bajar mucho sus prestaciones. ¿Jugarían mejor con Zanetti y Cambiasso? Ya nadie se lo pregunta, y a estas alturas, muy pocos quieren saberlo. Así funciona la memoria en medio de tantas alegrías.

Es cierto que la inicial pasividad de los griegos, con todas las esperanzas cifradas en el solitario Samaras, también les facilitó la tarea. Pero las claves del duelo pasaron por la paciencia. No se desesperaron antes del gol de Demichelis, y conservaron después la sangre fría para dar el tiro de gracia.

Aunque bien le hubiera venido a este Mundial un gol de Lio, no quedaba mejor sentencia disponible que el tanto de Palermo. En definitiva, esta Argentina es ahora tangible por obra y gracia de sus piernas.

De seguro, volverá Maradona el próximo domingo con toda la banda lista para enfrentar a México en otro partido con trasfondo. Al «Vasco» Aguirre le hubiera gustado evitarle a sus muchachos otro pleito como el de hace cuatro años en Alemania, pero un Uruguay solvente en todas sus líneas no le dejó opciones.

La lesión de Vela llevó al veterano Cuauhtémoc Blanco a la formación titular, y el técnico mexicano volvió a confiar en el Guille Franco, pero su delantero fetiche siguió con la pólvora húmeda. Salvo el metrallazo de Guardado al travesaño, todo lo demás se diluyó ante una selección charrúa que no ha permitido goles hasta el momento, y que además de garra tiene recursos... y a Forlán.

La celeste intentará el venidero sábado seguir construyendo ilusiones frente a un equipo de Corea del Sur que, gracias a su perseverancia, cortó las alas a las «Águilas» nigerianas.

Al menos quedará como consuelo para los africanos el estéril triunfo de los anfitriones sobre la vilipendiada Francia, que regresa a casa con el solitario gol de Malouda como único recuerdo agradable de su paso por Sudáfrica.

Por fin terminó la agonía para unos «bleus» insufribles, y para un Raymond Domenech polémico hasta el último minuto. Negarse al saludo del técnico brasileño Carlos Alberto Parreira ante la mirada de millones fue el peor gesto en medio de la tormenta.

Se abre entonces la puesta en escena de las «verdades ocultas» que martirizaron a una selección desmoralizada hasta los huesos. Ya el ex capitán Patrice Evra, degradado y entre los castigados durante el último partido, anunció su descargo de culpas. El gran show está al doblar de la esquina, y todos corren a alquilar sus balcones.

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