En la foto, de derecha a izquierda, Khakimova, Boiko, Shanaeva y Lamonova. Foto: Juan Moreno. Avasallador, despiadado, letal. Así fue el triunfo de Rusia en la modalidad de florete por equipos, en el Grand Prix Nancy Uranga, correspondiente a la Copa del Mundo de esgrima Villa de La Habana.
Las rusas exhibieron con donaire su título de campeonas mundiales en Turín 2006. Desde el inicio del choque de aceros, manifestaron su intento por mejorar el segundo escaño rubricado en el anterior certamen cubano.
El trío estuvo compuesto por Eugenia Lamonova, Aydée Shanaeva y Svetlana Boiko, junto a la suplente Yulia Khakimova.
En su debut, derrotaron 34 toques por 20 a Ucrania; luego dispusieron de Corea (44-23), para en semifinales reflejar en la pizarra electrónica un favorable 34-16 frente a Francia.
Así las cosas, dirimieron la final contra China, cuyo trío lo integraron Wang Weng, Chao Sun y Huang Jialing.
Weng y Chao se impusieron 2-0 y 3-2 a Boiko y Lamonova. El técnico ruso «montó en cólera», les dio varios gritos y les indicó técnicas de contraataque, especialmente las del cierre de distancias. Entonces, llegó Shanaeva y empató el match; Huang puso encima a las chinas 8-6 tras superar 2-0 a Boiko... y «hasta aquí las clases».
Shanaeva, bujía propulsora rusa, le endosó un letal 7-1 a Chao y dos match después, apabulló 12-7 a Sun. Rusia airosa: 37-19.
Según tradujo la licenciada Yanely Concepción, la joven moscovita de 21 años expresó que aunque su principal arma es el ataque, un combate fuerte y sólido se consigue cuando se utilizan todas las técnicas por igual. Y con una «irónica» sonrisa, se despidió: «Me encantó La Habana. El próximo año vendré a retener este título por equipos». Te esperamos, Shana.