Manos arriba, Santiago; cabeza abajo, Villa Clara. ¿Se repetirá hoy la película? Fotos: Franklin Reyes
SANTIAGO DE CUBA.— «Santiago sigue siendo Santiago» o «Víctor, recoge y vete», fueron frases que enardecieron anoche las tribunas del estadio Guillermón Moncada, de esta ciudad, durante los siete innings que duró el sexto juego de la semifinal oriental, en el cual los indómitos superaron en toda la línea a Villa Clara por 16-3.Rotundo y estrafalario nocaut, secuela de un «bombardeo» por todos los ángulos del terreno, con ofensiva de 15 imparables, entre ellos siete extrabases: dos jonrones (Bell y Poll) y cinco dobletes. Así de «inhospitalaria» se tornó la tropa de Pacheco frente a cinco indefensos serpentineros naranjas.
La fiesta se inició en el mismo primer episodio, con el cuadrangular de Bell. Pero, ya en el segundo inning, ¡que pare el que tenga frenos! Por el home desfilaron 13 bateadores, con saldo demoledor de siete carreras y la ayuda de los lanzadores del centro, quienes concedieron cuatro boletos. Con tales desaciertos, frente a Santiago en el Guillermón no triunfa nadie.
Mientras, basado en su buena recta e indescifrables envíos de rompimiento, Osmel Cintra trabajó cinco encomiásticos capítulos. La registradora sonó tres veces para los villaclareños en el sexto inning. ¿Escapaban del nocaut?
De eso nada. Enseguida los locales fabricaron racimo de cinco, maximizados por los dobletes de Reutilio (llegó a nueve en este play off, récord) y Bell.
EPÍLOGOSantiago y Villa Clara se han enfrentado en seis play off semifinales, y esta será la segunda ocasión que acceden a un séptimo duelo.
El anterior lo ganó Villa Clara, pero fue en el Sandino y eran otros tiempos... Hoy, con Ormari Romero en la lomita, las Avispas llevan cierta ventaja.
Pero los naranjas nunca están derrotados de antemano, sino hay que vencerlos en el terreno. En el postrer esfuerzo por acceder a la final, Víctor Mesa debe entregar la pelota a Luis Borroto o Robelio Carrillo. El primero tiene más experiencia y el segundo más audacia.
En fin, que mientras los Industriales esperan, aquí la espera ya desespera. ¡Llegó la hora!