Como en el cuento Ricitos de Oro, las avecillas para las que Tom Pierce, un vecino de Debary, estado de Florida, construyó una pequeña fuente, pudieran decir: «¡Alguien ha usado mi baño!». Una cámara de vigilancia en el patio de la residencia captó a los visitantes nocturnos del sitio, primero una lechuza que se refrescó en el lugar y luego un oso que se dedicó a olfatear, de seguro a la que hubiera sido un buen desayuno. Según Pierce, los osos son habituales en esas incursiones nocturnales.