El cineasta canadiense Rob Spence se toma lo suyo tan a pecho que se sustituyó un globo ocular por una cámara. El aparato, con el cual no puede ver, se asemeja a una prótesis regular, pero está equipado con un transmisor que registra lo grabado en un monitor portátil. Claro, el ojo que sacrificó no era auténtico, porque en su infancia Rob había perdido la vista en uno de ellos y desde entonces usó una prótesis que ahora cambió por algo «más interesante».