Como un verdadero afortunado puede autocatalogarse Andrew Smith, ya que tiene el mejor trabajo del mundo. Resulta que le han contratado para que, divirtiéndose de lo lindo, le muestre a otros playas paradisíacas, fiestas suntuosas, mujeres bellas, deportes extremos y espectáculos increíbles.
A lo largo de seis meses de «sacrificada» labor le pagarán la exorbitante cifra de 93 000 dólares. Una empresa turística australiana puso el puesto en oferta y Andrew fue el elegido. Nada, que algunos nacen con suerte y otros….