A Stephen Amaral, de Crossville, Tennessee, le costó caro dejarse seducir por una vecina que en una inesperada visita a su casa, le pidió bañarse en la piscina. La joven nadó desnuda durante unos 20 minutos, tiempo suficiente para que su marido robara en el domicilio, mientras Amaral contemplaba extasiado a la muchacha. Los ladrones se llevaron joyas, medicamentos y un arma de fuego que la víctima utilizó cuando era policía y planeaba legar a sus nietos, todo valorado en 2 000 dólares.