Una moscovita que encontró su automóvil colisionado por otro en el parqueo donde lo había dejado mientras hacía compras, al comprobar que el otro carro tenía el motor andando y solo tres perros como tripulantes, llamó inmediatamente a la policía para reportar el choque y lograr que las autoridades buscaran al responsable que, pensó, se había dado a la fuga; sin embargo, quedó boquiabierta cuando con sus propios ojos vio que el coche infractor se movía lentamente y estaba ya a unos metros de la «escena del crimen»… y era el trío de canes el que llevaba el timón. Ladrar sí, pero ¿conducir...?