¡Vaya teoría la de un par de científicos de Nueva Zelanda! Resulta que criar perros y gatos puede ser dos veces más contaminante que poseer un automóvil, según un
cálculo de la superficie necesaria para producir la carne y los cereales que consumen estos animales. Ellos (los científicos, no los otros), constataron que Medor, un perro de tamaño medio que come 164 kilos de carne y 95 kilos de cereales anuales, emplea para su alimentación una superficie de 0,84 hectáreas, mientras que un vehículo solo deja una huella ecológica de 0,41 hectáreas.
Los defensores de animales tildaron el estudio de «poco serio», y en cuanto a mí, me desharé de Motica y Micifuz, y me pondré a criar un Mercedes Benz. Es más limpio, ¿no?