«El personaje de Miguel para mí fue un reto. Crearlo me llevó mucho trabajo e investigación, pues el personaje y yo no tenemos nada que ver», revela el joven actor. Autor: FF Estudio Publicado: 20/09/2025 | 05:59 pm
FERNANDO Ramírez es un joven actor que ha trabajado en Teatro El Público, dándole vida al personaje de Alberto Yarini. Actualmente, lo vemos en la telenovela Regreso al corazón, donde encarna a Miguel Fernández, el director de la Consultoría Jurídica.
La historia de Miguel y la relación con su esposa y su interés por Pedro ha suscitado opiniones diversas en el público, lo cual despierta deseos de conocer más sobre este actor y sus intereses profesionales y artísticos.
Además de la televisión, Ramírez participa en la recién estrenada puesta teatral Un domingo llamado deseo, escrita y dirigida por Norge Espinosa, donde comparte con dos grandes de la escena cubana: Verónica Lynn y Carlos Pérez Peña. Sobre todo dialogamos y recorremos parte de su desempeño profesional, futuros proyectos y referentes.
—Eres egresado de la Universidad de las Artes (ISA). ¿Cuáles son las ventajas y oportunidades que te ofreció la academia?
—Soy graduado de la filial del ISA en Santiago de Cuba. Mi paso por el ISA me ofreció las herramientas que necesitaba para enfrentar cualquier desempeño actoral futuro; además del estudio personal, obviamente.
—Trabajas con Teatro El Público, una verdadera escuela para el arte teatral cubano. ¿Cuál ha sido tu vínculo? ¿Cómo llegaste a este colectivo?
—Trabajar con Teatro El Público, con Carlos Díaz y compartir escena con todos estos actores que pertenecen a este grupo, para mí fue un sueño. Yo vengo de Santiago de Cuba, mi formación y experiencia teatral fue allá; por supuesto que para mí es un placer y un privilegio poder actuar en este colectivo.
«Unos días después de llegar a La Habana fui al Trianón, coincidí con Carlos —estaba trabajando en los proyectos de tesis de estudiantes de la escuela—, le entregué mi expediente artístico y me propuso colaborar en esos proyectos de tesis. Después de un tiempo de trabajo y asesoría con estudiantes, me propuso trabajar en la obra Réquiem por Yarini. Tengo que agradecer la guía de Fernando Hechevarría, que ha sido como un padre para mí y a quien acudo siempre que tengo alguna duda o algún problema, tanto personal como profesional».
—Yarini es un símbolo de la cultura cubana. ¿Qué tan difícil es representar a alguien como él?
—Encarnar el personaje de Yarini fue algo que me llevó mucho trabajo e investigación, porque básicamente el reto a la hora de hacer Yarini era qué podía yo a aportarle a la interpretación de un personaje como ese, hecho
tantas veces en el teatro cubano, y también en el cine y la televisión. Es un personaje que todo el mundo conoce y cuya historia es muy fácil de encontrar.
«Entonces, mi reto fue qué le iba a aportar. Por eso tuve que investigar mucho, sacar recursos de donde no había para tratar de mostrar un Yarini lo más humano posible, con sus defectos… Hacia ese camino dirigí toda mi investigación, toda mi actuación: para tratar de llevar este personaje tan mítico, tan idolatrado, a un plano sencillamente humano».
—Cómo fue trabajar en el montaje de Un domingo llamado deseo. ¿Cómo es esa labor? ¿Cuáles son tus perspectivas con el personaje y la obra?
—Para mí es un placer compartir con estos dos maestros de la escena, que todo el tiempo te están dando clases de verdadera modestia y humildad, y todo el tiempo están abiertos a cualquier propuesta que tú le quieras dar. Siempre están dispuestos a ayudarte, siempre dispuestos a transmitir sus conocimientos y su experiencia, pero de la manera más sana y humilde posible, con el interés de que todo salga bien, con el propósito de que uno se supere como actor con todo el conocimiento que ellos han acumulado a través de los años y brindarlo a nosotros, los jóvenes, que somos los continuadores de ese trabajo.
«Esta obra me está encantando. Me está gustando mucho formar parte de este proyecto, porque ha sido una creación conjunta y el proceso ha sido muy enriquecedor. Pienso que Un domingo llamado deseo le va a gustar mucho al público, porque casi que es un recorrido por la historia del teatro a través de Verónica, a través de Carlos, y de este personaje que interpreto, que es el personaje del joven. Cada uno va contribuyendo a que todo esto se desarrolle, pero es una obra muy bien escrita y estoy seguro que le va a encantar al público».
—¿Cuál ha sido tu experiencia con el personaje Miguel en la actual telenovela? ¿Cómo ha recibido el público tu actuación?
—El personaje de Miguel para mí fue un reto. Crearlo me llevó mucho trabajo e investigación, pues el personaje y yo no tenemos nada que ver. Fernando no tiene nada que ver con Miguel Fernández, el director de la Consultoría Jurídica, en ningún aspecto. No tenemos ningún punto de encuentro y no podía utilizar ningún recurso propio para la construcción del personaje. Por tanto, tuve que estudiar mucho.
«Siempre agradezco cuando un personaje demanda tanto esfuerzo de mí, porque si existieran algunas similitudes, hubiera sido más fácil, pero perdería el sentido. Para mí fue mucho más interesante el proceso de crear este personaje, con la historia tan polémica que tiene, que si poseyéramos puntos de contacto.
«Creo que el público lo ha recibido bastante bien, a pesar de que la historia de este personaje todavía no se conoce: se va desarrollando a medida que transitan los capítulos de la telenovela. Creo que si en algún momento logro convencer a los televidentes de quién es este Miguel y que no tiene nada que ver conmigo, entonces podrían pensar que hice un buen trabajo».
—Has trabajado ya en el teatro y la televisión. ¿Cómo te sientes en cada uno de los medios?
—Lo que más me gusta de trabajar para la televisión y para el teatro es que no tienen nada que ver, ninguno de los dos medios se parece. Precisamente en esa diferencia radica lo que me llama la atención, en el reto que existe y las diferentes maneras de interpretar, aunque con un mismo objetivo, que es siempre convencer al público de lo que estás haciendo y que crean en ello.
«Había trabajado más en el teatro, que tiene sus maneras y lenguajes específicos, una estética propia. Descubrir ahora la televisión fue algo que disfruté muchísimo: disfruté aprender cómo trabajar en este nuevo medio y cómo adaptar a la televisión las herramientas que tenía para el teatro».
—¿Cuáles consideras tus maestros en la actuación, en Cuba y a nivel internacional?
—Mis maestros van desde Dagoberto Gainza y Nancy Campos hasta Fernando Hechevarría, la propia Verónica, Carlos Pérez Peña, Aramís Delgado. Todos son actores de vasta experiencia que me han inspirado mucho. Otros son Luis Alberto García, Denis Ramos, Alejandro Cuervo, Armando Miguel Gómez, que han sido mis mayores referentes en Cuba. Y a nivel internacional Anthony Hopkins, Marlon Brando, Jack Nicholson… verdaderos maestros en la escena, y eso te marca el objetivo de uno querer llegar a ese punto.
—¿Te gustaría trabajar en el cine?
—He podido trabajar en el cine en personajes pequeños, pero me gustaría tener un personaje de más peso y adentrarme completamente en ese mundo, porque sé que no tiene nada que ver con la televisión ni con el teatro. A pesar de que, tanto en la televisión como en el cine siempre hay una cámara, es increíble las diferencias de un medio a otro, pues se manejan otros códigos… Y sí, me encantaría tener esa experiencia a mayor profundidad y meterme de lleno en un trabajo que demande mucho más de mí. (Tomado de La Jiribilla)