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La Uneac está comprometida con la Patria, su historia y su futuro (+fotos y post)

Marta Bonet de la Cruz, presidenta de la organización, al abrir la jornada final del 10mo. Congreso, reiteró que se debe asumir la cultura como garante de la unidad nacional

Autores:

Yoelvis Lázaro Moreno Fernández
Yuniel Labacena Romero
Raciel Guanche Ledesma

«Para la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) en los tiempos que corren y los por venir, la prenda del sacrificio por la Patria y el goce de la cultura que nos identifica y une, seguirá siendo el camino. ¡Aquí estamos… aquí estaremos!», aseguró este sábado Marta Bonet de la Cruz, presidenta de la organización, al abrir la jornada final del 10mo. Congreso de la Uneac, que sesiona en el Palacio de Convenciones de La Habana.

Esta sesión —a la que asiste Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República—, se confirma que «La cultura es la Patria», el lema que ha acompañado el Congreso expresa el vínculo acendrado entre cultura y nación con el que Fernando Ortiz describió esa conexión indisoluble por la cual «la cultura no es un ornamento, ni un lujo: es una energía creativa. Y el signo mayor de la Patria».

Al respecto, Bonet de la Cruz destacó que esa visión lúcida de Ortiz sobre lo cubano como «conciencia, voluntad y raíz de patria», «con el alma arraigada a la tierra», tuvo sus antecedentes en el pensamiento libertario de los prohombres que enfrentaron el colonialismo español como Félix Varela, Carlos Manuel de Céspedes y José Martí.

Añadió que la Revolución de 1959 fue el crisol de tantos anhelos, sedimentados en siglos de enfrentamiento al colonialismo y a la República sesgada por las apetencias del imperialismo estadounidense. «La Revolución ha sido un valladar magnífico para las pretensiones colonizadoras: nos hizo conscientes de nuestra fuerza, de nuestro talento, nos recordó la belleza, la grandeza de nuestra pequeña historia y nos convirtió en sus protagonistas. Por eso para neocolonizar culturalmente el país, el imperialismo necesita desvalorizar el socialismo, minimizar sus logros, y demonizar su historia», aseguró.

La Presidenta de la Uneac recordó a Fidel y su frase «La cultura es lo primero que hay que salvar», la cual repetía en medio de las grandes carencias materiales del Período Especial. Dijo que el Comandante en Jefe se refería a la cultura de la autoestima nacional e individual, de la solidaridad, de la justicia social, del internacionalismo.

«Se refería a la cultura del ser, no a la del tener; a la preservación de valores e ideales que fueron conformando el rostro de la nación desde sus primeros balbuceos hasta su definitiva eclosión en el socialismo cubano. Es la cultura que definió con la Revolución su vocación inclusiva y liberadora, que alfabetizó en los campos y las ciudades de Cuba a educandos y educadores, y los exhortó a leer, no a creer, la que rompió los diques clasistas entre lo culto y lo popular, creó y equiparó instituciones como el Conjunto Folklórico y el Ballet Nacional, y popularizó al Don Quijote de Cervantes y al Cimarrón de Barnet», expresó Bonet de la Cruz, quien manifestó que por eso también el imperialismo sabe que la cultura es lo primero que hay que destruir.

En su intervención, recordó como hace pocos días vivimos la caída del sistema electroenergético nacional, provocada por la carencia de combustible en algunas plantas y el envejecimiento de sus maquinarias. Agregó que a veces los barcos de petróleo —los que están dispuestos a no poder tocar luego puertos estadounidenses— esperan frente a nuestras costas y nuestro Gobierno, que no recibe préstamos, ni puede ejecutar transacciones de bancos extranjeros, no tiene el dinero para pagar su desembarco en el país.

Sin embargo, apuntó, la cultura no se ha detenido. Disfrutamos del Festival Internacional de Ballet de La Habana y muy pronto tendremos una nueva edición de la Bienal de La Habana y del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, por sólo mencionar algunos. «En un contexto de aguda crisis económica y social, provocada por décadas de bloqueo imperial, hoy recrudecido, los intelectuales cubanos estamos llamados a defender nuestro patrimonio espiritual».

LA UNEAC COMPROMETIDA CON LA SOCIEDAD

Convencida de que la Uneac está, por definición, inmersa en la batalla cultural y comprometida con la sociedad, Bonet de la Cruz señaló que de ella surgió la preocupación, respaldada por Fidel, sobre las manifestaciones solapadas de racismo aún existentes en nuestra sociedad, y ha sido sujeto protagónico en esa importante batalla. «Ha luchado siempre contra todo acto o actitud discriminatorios», ratificó.

Detalló que la primera línea de combate de sus miembros es la propia obra, «comprometida con la Patria, su historia y su futuro; pero no nos refugiamos en ella para desentendernos de nuestra condición ciudadana». En tal sentido, aludió a la urgencia de seguir construyendo barricadas culturales, fortalecer, en primer lugar, la escuela cubana, y en ella la enseñanza de la historia, con una rica tradición, pero muy afectada por la crisis; y, en segundo lugar, las instituciones revolucionarias que fomentan, promueven y defienden la creación.

«Hay que continuar trabajando en las llamadas redes sociales y los medios, incluidos la televisión y el cine. Educar, trasmitir conocimientos y saberes, asesorar, protagonizar junto a las instituciones la implementación de las políticas culturales, crear contenidos propios que refuercen el sentido de pertenencia y la identidad nacional, velar por la calidad de la programación cultural, son tareas propias de los intelectuales revolucionarios.

«El mundo de la llamada libre información, de las grandes transnacionales, no está interesado en la verdad, elabora mensajes verosímiles y construye estados generales de opinión. Un ecosistema de publicaciones contrarrevolucionarias, al servicio de la colonización, se expande en el ciberespacio, y naturaliza la participación en ella de autores formados y radicados en el país.

«El imperialismo financia programas, promueve el boicot a eventos nacionales, demoniza la política cultural, induce la censura con proyectos antipatrióticos para crear una falsa imagen de intolerancia, envenena a la emigración cubana e intimida a artistas nacionales y extranjeros que desean visitar el país y actuar en él», puntualizó.

La destacada musicóloga significó que tenemos que enfrentar ese hecho desde la cultura, desde el debate, porque lo «único que nos puede salvar es la consolidación de un pensamiento crítico que nos permita discernir y andar con pies propios. Esa capacidad crítica no surge de la sola suma de saberes, necesita de un entrenamiento que emana del intercambio, de la lucha, de la participación».

Recordó que el imperialismo quiere aislar a los artistas, incomunicarlos entre sí y con el Estado, obligarlos a vivir y crear de espaldas al conflicto cenital de su cultura; por eso ataca con fiereza a los que no han roto sus vínculos institucionales, a los que permanecen en el país, a los que saben que el cerco a la soberanía nacional, a su economía, es también a su cultura, a su propia libertad de creación.

Por ello, expresó, se hace necesario insistir en el sostenimiento del trabajo cultural en las comunidades. «Los escritores y artistas, como parte del pueblo continuaremos acudiendo al barrio, a los hospitales, a los centros docentes, a las zonas de desastre. El pueblo heroico de Cuba es el portador esencial de la cultura nacional».

La Presidenta de la Uneac convocó a seguir trabajando por fomentar la crítica artística y literaria, por contribuir a educar al público, porque «no podemos aceptar como cierta o definitiva la supuesta capacidad disminuida de las nuevas generaciones para leer e interpretar textos largos o profundos, o su desinterés por la verdad histórica, o los grandes relatos; no se trata de ignorar el cambio de paradigma discursivo, se trata de ajustarlo a la verdad, de darle hondura. Las grandes obras literarias y científicas del pasado no han caducado».

¿POR QUÉ LA CULTURA ES LA PATRIA?

Al asumir para la realización del 10mo. Congreso de la Uneac, el precepto de que «La cultura es la Patria» sus miembros lo hicieron conscientes de que sólo a través de ella nos reconocemos como parte de una misma nación. Al respecto, la Presidenta de la organización aseveró que «lo que nos define como cubanos, no es solo nacer y vivir en Cuba, es mucho más que eso; es un conjunto de símbolos, costumbres, prácticas y expresiones culturales y políticas que construyen el vínculo afectivo y de pertenencia entre los cubanos y su país, que sostiene su anhelo de construirse “Con todos y para el bien de todos”, es el movimiento danzante de nuestros cuerpos al vaivén de un buen son; el color de nuestros trazos, son las leyendas escritas, las fiestas, las religiones, la historia que nos trajo hasta aquí».

«La cultura es la Patria» es asumir la resistencia cultural como expresión de la soberanía y la independencia de la nación, aseveró Bonet de la Cruz, quien añadió que «a lo largo de nuestra historia, hemos sobrevivido a invasiones, colonizaciones y dominaciones extranjeras gracias a la capacidad para sincretizar, preservar y fortalecer la cultura cubana. La afirmación “La cultura es la Patria” es el llamado de nuestro Congreso a la defensa de los valores y expresiones culturales como una forma de proteger la nación.

«”La cultura es la Patria” es asumir la cultura como polea transmisora de valores compartidos. Es resaltar cómo el arte se aleja del entretenimiento vano y es una pieza clave para entender y construir nuestro país. Por tanto, cada obra artística que nace en Cuba, debe expresar nuestros sueños, luchas y esperanzas.

«”La cultura es la Patria” es un llamado a seguir trabajando por una cultura viva, también económicamente, donde las industrias culturales y creativas florezcan, preservando nuestras raíces, y constituyan un reflejo de las nuevas realidades y desafíos de Cuba», afirmó la Presidenta de la Uneac.

Hacia el final de su intervención, reiteró que «La cultura es la Patria» es asumir la cultura como garante de la unidad nacional e interrogó «¿Cómo garantizar que las nuevas generaciones valoren y mantengan viva su herencia? ¿Cómo proteger el arte y la creatividad en tiempos de crisis? ¿Con quiénes cuenta la Patria para una misión tan noble?».

Son preguntas claves sabiendo que se trata de una responsabilidad compartida, y por eso la Presidenta la Uneac aseguró que para esa misión se cuenta «por supuesto que, con los comprometidos; con los que desde nuestra membresía se entregan en franca vocación de servicio».

Pausa artística en el 10mo. Congreso de la UNEAC, Palacio de las Convenciones, La Habana. FOTOS: Roberto Suárez

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