Los integrantes de Onondivepa marcaron pauta en el quehacer del humor escénico cubano de los 80 y principio de los 90 del pasado siglo. Autor: dedeté Publicado: 11/07/2024 | 08:21 pm
Aunque aún nos queda por cortar leña, de Santa Clara, quiero hacer un paréntesis para traer a colación otro de aquellos jóvenes del movimiento de humoristas de los años 80 y por «carambola» a uno de los proyectos insignes de aquella época: el grupo Onondivepa.
Ángel Pedro Karell Arrechea, más conocido por Angelito, nació en La Habana en 1963 y se graduó como Master of Science en Economía y Perito Mercantil de Alta Calificación en la Universidad Estatal de Daguestán, antigua Unión Soviética, en 1986. A su regreso, y pasado un tiempo, se incorpora a un grupo humorístico, que al igual que otros proyectos de esa década, había nacido en una universidad.
Onondivepa fue fundado por Ulises Toirac, recién graduado de Ingeniero eléctrico en la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría, en 1986. Lo acompañaron amigos de su carrera como Alfredo Oliva, Lyn León, Carmen Delia Pichardo, a los que se sumaron jóvenes que no pertenecían a la CUJAE, al estilo de Juan Carlos Abraham, y Ángel unos meses después.
Al igual que agrupaciones como Nos y otros, Los Hepáticos, Salamanca, La Seña del Humor de Matanzas, la Leña… ellos marcaron pauta en el quehacer del humor escénico cubano de los 80 y principio de los 90 del pasado siglo.
Durante algunos años hubo múltiples cambios de elenco y sobre todo de intención artística, siempre vinculada al humor. Luego de que Ulises Toirac tomó su carrera en solitario, nuevos nombres se sumaron: José Cremata y Esteban Averhoff.
Finalmente, el grupo fue tomando un giro musical con la entrada de Rafel de la Torre, Jesús del Valle (Tatica), David Álvarez y otros músicos que también actuaban.
Han transcurrido casi 40 años desde su fundación y ahora, bajo la dirección de Alfredo Oliva, Onodivepa es un proyecto artístico que continúa en la escena haciendo humor, pero particularmente desde posiciones de promoción y rescate por el bienestar animal.
Volviendo a Angelito. Nuestro invitado de hoy trabajó durante varios años en Onondivepa como actor y guionista y fue fundador del Centro Promotor del Humor. Se graduó de escritor de Radio y TV en la escuela del ICRT. Trabajó en las emisoras Radio Progreso y Radio Cadena Habana, además de colaborar con el suplemento humorístico dedeté, del periódico Juventud Rebelde.
A principios de este milenio se instala en España, donde publica dos libros de corte costumbrista con textos sobre la cotidianidad de la vida en nuestro país: Para entender al cubano… ¿entender?, en 2003, por la editora Brau, y Cuba: Casos y Cosas de Casa, en el 2009, por el sello Bairescat, ambos en España. Con anterioridad había publicado en el libro Monólogos personales e intransferibles, (Ediciones Alarcos, colección Aires Fríos, La Habana 2006) del escritor Carlos Fundora. Este volumen recopila los mejores 20 monólogos cubanos humorísticos llevados a escena, hasta ese momento, por miembros del Centro Promotor del Humor. En 2016 concluye el libro Onondivepa 30 años, más añejo sabe mejor, en coautoría con Alfredo Oliva.
Ángel Pedro Karell actualmente reside en Roses, Cataluña, y mantiene vínculo con algunos colegas de su querido grupo Onondivepa, y el quehacer de los humoristas cubanos.
¿Farmaburocracia?
—Buenos días, compañera.
—Buenos días, dígame.
—Por favor, deme un sobrecito de aspirinas.
—¿Trajo la receta médica?
—¿La qué..?
—¡La receta!
—Pero si para comprar aspirinas no hace falta receta.
—Antes no, pero ahora sí, es una orientación de arriba: «Los medicamentos de nombres compuestos se venden solamente por receta médica».
—Óigame, Aspirina es un nombre simple.
—Sí, pero su nombre científico es Ácido Acetilsalisílico, así que… vaya al médico y pídale una receta.
Al día siguiente
—Buenos días, mire aquí está la receta.
—Déjame ver… ¡No! No le puedo vender la aspirina porque la receta no tiene la firma del director del hospital.
—¡Pero eso es el colmo! ¿No basta con la firma del doctor que me atendió?
—¡No!, es una orientación.
—Pero…
—¡Ni un pero más! Lleve la receta para que se la firme el director y ya sale de eso.
Al día siguiente
—¡Aquí tiene, la receta firmada por el doctor y el director! ¡Ah! Y con los cuños correspondientes.
—Permítame… a ver… perfec… ¡no! Aún no le puedo vender las aspirinas.
—¿Cóóóómo?
—Esta receta tiene la fecha de hace dos días atrás.
—Claro, si me la dieron antier…
—¡Lo siento, compañero! «Las recetas de las tabletas de color blanco —en este caso las aspirinas—, vencen a las 24 horas de expedidas» …así que pida una nueva receta… y entonces venga.
Al día siguiente
—¡Tome! fecha nueva, firmas, cuños… y al dorso, mi autobiografía.
—Déjeme ver… Bien, ¡todo en orden! Ahora deme los otros papeles.
—¡¡¡¿Otros papeles?!!! ¡¡¡¿Cuáles?!!!
—¡Pero, compañero! Parece hasta mentira… ¿es que acaso usted no sabe que para adquirir cualquier medicamento de nombre compuesto hay que traer la receta original y tres recetas copias?.. ¡Óigame! ¿Qué le pasa?.. ¡no se ponga así! ¡Qué usuario tan susceptible!