Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El misterio de Manuel

Manuel González Bello es la continuidad del mejor costumbrismo que ha aparecido en nuestra prensa, con el innegable estilo y humor que heredó de Eladio Secades y Héctor Zumbado, pero con el sello del momento en que le tocó vivir y hacernos reír, pensar y reflexionar al mismo tiempo

Autor:

JAPE

Jamás he negado (ni lo negaré) que debo lo que profesionalmente he alcanzado a muchas personas que han creído en mí, y me han ayudado de manera incondicional. Entre esa multitud de «madrinas» y «padrinos» siempre destaco dos nombres porque, además, nuestra compatibilidad desde que nos conocimos fue enorme. Ellos son José Alejandro Rodríguez (Pepe) y Manuel González Bello.

A Pepe lo tengo al alcance de un «telefonazo»; sin embargo, Manuel nos dijo adiós muy pronto, no sin antes dejar un inmenso legado de amistad y profesión.

Buscando en las redes datos sobre la obra del increíble Manolo, encontré este texto de Pepe, que suscribo íntegramente. No habría manera de resumir mejor a nuestro gran invitado de hoy.

«La obra de Bello recorre un espectro amplio de genialidades. Desde los grandes reportajes en la revista Bohemia de los 80, hasta artículos y comentarios; desde temas costumbristas hasta económicos y políticos; siempre en busca del detalle revelador de interés humano para enamorar al público. Cuando llegó al diario nacional Juventud Rebelde, a mediados de la década del 90, ya era una de las figuras respetadas de la profesión en Cuba. Allí se convirtió en todo un maestro de jóvenes periodistas, y en uno de los cronistas más leídos del momento. De 1999 a 2001, desde un lateral de la página ocho de JR, Manuel armaba cada sábado un mundo en 60 líneas. El “humilde cronicólogo” que habitaba estas letras, con un dedo índice muy despierto, se convirtió en cómplice de las bromas cubanísimas que cronicaba. “Lindo verbo ese: cronicar. Porque significa contar, dejar testimonio, exponer costumbres y esencias. Es como narrar la vida pequeña; esa que es tan inmensa”. “Antes de cronicar hay que observar, estudiar, pensar”… dejó escrito el muy Manolo».

Para mí Manuel es la continuidad del mejor costumbrismo que ha aparecido en nuestra prensa, con el innegable estilo y humor que heredó de Eladio Secades y Héctor Zumbado, pero con el sello del momento en que le tocó vivir y hacernos reír, pensar y reflexionar al mismo tiempo.

González Bello era un hombre muy fácil. Con solo leer sus crónicas ya le conocías, y viceversa. Muy profundo en sus análisis de cualquier tema, sin que por ello dejara de brotar a cada instante una broma, un sarcasmo, un chiste. Era un aglutinador de amigos y familias. Cuando te lo presentaban inmediatamente formabas parte de ese inmenso club de socios de Manolito, que están dispuestos a todo por la amistad.

No me he preocupado por poner datos, ni fichas profesionales, porque sé que buscarán ahora mismo para saber más de este duende del barrio, de las calles, de su pueblo… de su pueblo más allá de Chambas, el terruño avileño que lo vio nacer en 1949. Manuel era, y es, de un color cubano muy intenso.

«En su Crónica 105, se detuvo las andanzas semanales de este aventurero soñador, el 3 de noviembre de 2001, cuando anunció: “Y ya me despido. Me voy como vine: ligero de equipaje, la conciencia limpia y con una sonrisa. Ya consumí mi turno, que pase el próximo”». Unos meses después, el 31 de mayo de 2002, falleció.

Y no digo más, solo les dejo el final de estos apuntes que en el cumpleaños 70 de Manuel subrayó nuestro amigo del alma José Alejandro Rodríguez:

«El humor y la ironía son peliagudos y volátiles, no siempre vencen el paso del tiempo. El misterio de Manuel es escribir para siempre, sugiriendo lo recóndito y hondo que subyace debajo, muy debajo, de la sabrosura contada».

La visita

Mañana viene la visita. Una visita de arriba, que es lo importante. De nivel. Por suerte, hubo aviso. Y ya se sabe: Visita avisada no mata soldado. Alánimo, alánimo, a mandarse a correr.

Que mañana la recepcionista no venga con los rolos en la cabeza, y que esté presentable. Yeyo, chequea eso, por favor.

Que Paca se ocupe de actualizar el mural, que quite ese comentario sobre las Olimpiadas de Sidney y que cambie el afiche, que ya el Día de la Mujer pasó. Debemos tener un mural actualizado, compañeros, porque el mural muestra la fuerza de nuestra labor política-ideológica-sindical-administrativa-combativa. No, no, eso del Departamento Rezagado quítenlo, que se vea que todos somos vanguardia.

Claro, tú como responsable de Higiene debes garantizar la limpieza, que barran bien el piso, las paredes y el techo. Y temprano, para que no nos pase lo que ocurrió aquella vez en un lugar: llegaron unos compañeros y se pararon a esperar a que la empleada terminara de limpiar el pasillo, y ella, muy amable, les dijo: «Pasen, pasen… Si total, hoy estamos limpiando porque viene el Ministro». ¡Y uno de los compañeros era el Ministro! Eso no nos puede pasar.

Sí, claro, los baños también. Quita esos periódicos viejos colgados en el clavo y pon papel sanitario. No sé, invéntalo. ¿Y si a uno de los visitantes se le ocurre ir al baño? Porque las visitas también van al baño. Olorosos, quiero los baños bien olorosos. Vaya, que no parezcan los baños de este centro de trabajo, ¿tú entiendes? Claro, con cloro, claro.

Gordillo, tú, como jefe de Abastecimiento, debes garantizar un buen almuerzo. No te me vayas a aparecer con las croquetas de alpargata y el dulce de cáscara de yuca. Ah, no sé; pero mañana pones un almuerzo variado y en colores. Y hay que estar atentos, compañeros, por si aparece un gracioso y comenta: «Se ve que hay visita»; en ese caso reímos todos y decimos que es un chiste. Gordillo, y a ti que la visita ni te vea, porque con esa gordura das una mala imagen de jefe de Abastecimiento. ¡Mira que te he dicho que no estés tan gordo, Gordillo!

¿Cómo? ¿Pero no han arreglado esa pared todavía? No, ya no hay tiempo. Busquen unos cuantos gajos y flores y que Pancha, que tiene tan buen gusto para esas cosas, haga un adorno que tape el hueco. Y que de paso le cuelgue un cartelito que diga: «Saludamos a la visita con todas las tareas cumplidas y el entusiasmo al día».

A ver, Calisterio, ¿ya tú hiciste el informe del sindicato? ¿Pusiste que la Administración apoya al sindicato en sus tareas de contrapartida de la Administración, que hay cooperación entre los factores? Eso es, así se hace. Oye, pero no lo leas tú, mi hermano; tú estás muy bravo, no te pongas feo; mira, que lo lea Rufina, y que venga con el vestido verde ese que ella tiene, el apretadito. A la visita hay que darle una buena imagen.

¿Lo de las cuentas por pagar? Eso sí está complicado. Pero bueno, explicaremos que, efectivamente, hay cuentas por pagar, pero hay otra cantidad parecida por cobrar, y que, según las leyes de la dinámica cuéntica, dos fuerzas contrarias en sentido opuesto se anulan, es como si no existieran, así que no hay por qué preocuparse.

Y por último, un favor, compañeros. Que todo mañana se vea natural, normal. No sea que la visita vaya a pensar que todo anda bien porque hay visita.

(Autor: Manuel González Bello)

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.