Caridad no concibe el mundo sin el encanto de la lectura. Autor: Hugo García Publicado: 08/06/2023 | 09:24 pm
MATANZAS—. Caridad Pijeira Caballero lee insaciablemente. No se imagina a una persona que no lea, o que viva ajena a las historias recogidas en cuentos, novelas o versos emocionantes.
Ella lleva cuatro años como librera ejemplar del Centro Provincial del Libro y la Literatura en Matanzas. Su bastión es la librería de la casa editorial Aldabón, de la Asociación Hermanos Saíz (AHS).
«Llegué a este oficio por casualidad. Soy técnico medio en Economía, pero se me presentaron problemas personales de salud y tuve que dejar las finanzas», cuenta a JR.
«Desde joven me gustó leer. Me presenté en la librería porque hacía falta un librero. Al principio no dominaba la actividad, pero me fui enamorando de todo tipo de literatura: lo mismo leía teatro, ensayos, novelas, poesías…
«En cada libro siempre aprendía algo. A veces no los leía completos, solo algún capítulo, para poder intercambiar con los potenciales clientes. Me encanta ser librera. Cada vez que llega alguien converso mucho, me lo agradecen y siempre les digo que este oficio es mi vida.
«Me esfuerzo para que todos los jóvenes, y cualquier persona, se involucren en el amor y el arte de la lectura. Esa es mi mayor satisfacción. Frente a mi librería tengo el preuniversitario urbano José Luis Dubrocq y este año he apreciado en los estudiantes un mayor interés por los libros, pues tienen más cobertura de horarios libres. Al tener una modalidad en este curso con algunos turnos libres, eso les da la posibilidad de llegarse hasta mi librería.
«Cuando llegan les digo: ¡Qué bueno, llegaron mis niños!. Y así los entusiasmo, y cada vez son más los estudiantes que vienen a comprar todo tipo de géneros. Incluso, el director de la editorial Aldabón me dijo que yo había vendido libros estancados por varios años. De verdad yo los embullo y les inculco que lean, los oriento...
«En mis cuatro años en este puesto me han seleccionado como librera ejemplar. Incluso muchos libreros en Matanzas con más años que yo en el oficio me celebran por mis resultados; y la verdad, nunca pensé que me involucraría tanto con el público, sobre todo jóvenes.
«Siempre amé la literatura y le inculqué a mis hijos la vocación por la lectura, pero esto es más. Los muchachos del pre están encantados con su librera, me dicen tía, y eso me llena de regocijo.
«Es muy importante en este oficio tener conocimientos de las temáticas tratadas en los ejemplares que vendes. Que domines aunque sea algún pasaje de los textos, para poderlos promocionar. Esa es una forma de hacer sentir a las personas satisfechas y agradecidas, porque a veces no me compran, e igualmente se sienten agradecidos por mi atención».
—¿Qué género prefiere?
—He leído de todo: ensayos, novelas, cuentos... Me inclino más por la poesía. Admiro la obra de Alfredo Zaldívar, a quien se le dedicó la feria del libro en Matanzas. Me gusta mucho su poética, aunque también su prosa.
—¿En qué momento lees?
—Tengo la oportunidad de leer en la misma librería, cuando no tengo público. Siempre me verás con un librito en la mano. Y en mi casa leo también. Y si voy a una excursión o a una consulta médica, siempre llevo un libro en el bolso. Durante una espera no desperdicio el tiempo, aprovecho y leo algo.
—¿Entonces no compras libros?
—Aunque no lo creas, también compro los de mi interés. Guardo algunos y otros los regalo, porque el objetivo es que alguien los lea, no acumularlos por gusto.
—¿Conservas en tu casa muchos libros?
—Mi familia es de grandes lectores. En mi casa hay cinco libreros a tope, con clásicos, libros de derecho, medicina, ingeniería, otros libros de técnica electrónica de mi hijo; y mi hija, que es música, tiene una gran colección de esa rama, incluso enciclopedias.
—¿Cuentas con algo inédito que quisieras publicar?
—Soy una lectora empedernida, pero nunca escribo. Desde niña, mi gran pasión era el baile.
—¿Se mantiene el interés por la lectura?
—Muchos jóvenes leen textos en digital, aunque últimamente aprecio un regreso a los libros en físico. Tengo una anécdota muy linda de un niño de siete años interesado en comprar un libro de José Martí. Vio uno nuevo de ensayos titulado Pilares extendidos, dedicado a la poesía de Martí, y cuando le expliqué de qué trataba se quedó encantado con él y le dijo a su mamá que ese era el libro que quería. Cuando llegan niños les hablo de los libros afines a su edad, como hago con los adultos. Así los oriento.
«Mi librería tiene labor de extensión. Vamos a las escuelas. A veces acompaño a los escritores y de esa manera promocionamos los libros de historia u otro género. Explicamos para qué les pueden servir, y cada día me impresiona más ver cómo los jóvenes se interesan por la lectura. Eso me hace muy feliz».
La Feria Internacional del Libro de este año fue una oportunidad grande para promocionar el hábito de la lectura, más que vender, asegura esta mujer locuaz, capaz de convencer hasta a la persona que se diga más ajena a la literatura y los libros.