Denys San Jorge es escritor y graduado de la Academia San Alejandro. Sonia Almaguer es licenciada en Historia del Arte y egresada de la Escuela de Fotografía Creativa de La Habana. Autor: Cortesía del entrevistado Publicado: 07/01/2023 | 11:49 pm
Si es amante de las artes plásticas y visita ahora mismo el Hotel Nacional de Cuba, puede deleitarse con obras que tienen como punto de mira nuestra capital: La Habana que me han dao, la Habana que te dejo, exposición de los artistas Denys San Jorge y Sonia Almaguer, es una oportunidad para redescubrir edificios emblemáticos de la capital con una identidad visual que los identifica como hacedores de arte.
Sobre estas 14 piezas y el sentido de una muestra que propone una estética diferente a lo conocido, donde los colores son voceros del pasado y el presente en diálogo con una arquitectura que nos resulta muy familiar, conversamos en exclusiva con el joven San Jorge.
—¿Por qué fusionar fotografía y pintura?
—En uno de esos días de hacer fotografía juntos se nos ocurrió una propuesta que uniera ambas disciplinas; ir más allá de la captura de la instantánea, expandirla a otro soporte y manipularla desde otras técnicas de las artes plásticas.
«Queríamos romper con lo tradicional, con la simple toma fotográfica, y hacer algo en común desde nuestros saberes, Sonia aportó la fotografía y yo la técnica del collage, que he venido trabajando en otras propuestas y además era la más apropiada, por las posibilidades de composición que ofrece, permitiéndonos construir nuestra propia ciudad y presentar a los espectadores una sensación de descolocación y redescubrimiento de su Habana, esa que caminan a diario y a veces no perciben, por la propia rutina de la vida, con detalles de su arquitectura y ornamentos estéticos.
Capitolio Nacional.
«Desde los inicios, este proyecto fue concebido como una propuesta a cuatro manos. Todo se ha calculado, teniendo en cuenta cada detalle, cada corte y hasta el color escogido para recrear la atmósfera final».
—Coméntenos sobre la creación de cada uno de los collages.
—Ha sido un proceso de meses. Tomar las fotos nos llevó muchos días de recorrido. Incluso, tuvimos que ir en diferentes horarios a la misma edificación con el ánimo de captar otras atmósferas de luz, así que trabajamos al unísono en varios edificios. Luego pasamos al proceso de selección y edición digital de cada fotografía, hasta que tocó recortar y pegar, según lo previsto en la composición.
«Resultó ser un trabajo muy artesanal, en el que mutuamente nos hemos aportado el uno al otro, ya que íbamos descubriendo motivos y formas que imponía a veces el propio edificio. Así surgieron los collages, componiendo y descomponiendo esa “otra” Habana, ahora fragmentada y unida con el uso del acrílico, el color y los efectos de las texturas».
—¿Por qué exponer en el Hotel Nacional de Cuba?
—El sitio para la exposición nos lo dio la propia serie, ya que una de las obras trabajadas es el Hotel Nacional, y de los edificios intervenidos, es de los que guarda una magia muy especial entre su arquitectura de época y su ambiente cultural, porque hay en sus espacios un gran movimiento de personas, visitantes y huéspedes de varios lugares del mundo, sin descartar la feliz coincidencia de que es una de las sedes del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, algo que también nos entusiasmó, por ser nuestra serie una propuesta artística que va de lo figurativo a lo abstracto, como una especie de escenario o set de películas».
—¿Por qué seleccionaron estos inmuebles y no otros?
—En esta muestra se pueden observar 14 sitios habaneros. Sin embargo, son apenas la primera parte
de los escogidos, pues este es un proyecto en pleno proceso de construcción e irán apareciendo nuevas edificaciones.
«Nuestro punto de partida fue el Capitolio, en una especie de alegoría al kilómetro cero en esta serie. A partir de ahí empieza el recorrido por lugares emblemáticos de la arquitectura habanera: el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, el edificio Focsa, La Catedral de La Habana, el Castillo de la Real Fuerza, el Castillo del Morro, el hotel Habana Libre, el edificio Bacardí, el hotel Nacional, el malecón y la centenaria Universidad de La Habana.
Universidad de La Habana.
«Hay una pieza que resulta un homenaje al hotel Saratoga, porque ya estaba fotografiado cuando sufrió el accidente que nos privó de su majestuosa arquitectura. Han surgido en la marcha otros lugares menos trabajados y que sentimos interés en inmortalizar, como la Avenida de Paula con su Iglesia y la Catedral Ortodoxa Rusa de Nuestra Señora de Kazán.
«El recorrido por la serie lo acompaña un código QR, cuyo objetivo es brindar al espectador, con un simple escaneo desde su teléfono, una información general sobre el proyecto, los autores y una sección dedicada a las obras, con una breve descripción histórica de cada uno de los sitios trabajados».
—¿Cómo aportar nuevas lecturas a una Habana que todos conocemos?
—Justamente ese era el desafío. Fuimos descubriendo que en esta Habana que nos ha tocado en suerte vivir o visitar prima el juego de las formas y los colores, en permanente interacción con simples y a veces imperceptibles elementos aportados por sus habitantes, de modo que para obtener esa ciudad nueva, onírica, que deseábamos, se nos antojó deconstruirla y construirla una y otra vez desde las posibilidades que ofrece esta técnica, a partir de múltiples tomas fotográficas entre las que destacan los planos en contrapicado, las perspectivas, el ritmo y el realce de detalles ornamentales.
Avenida e Iglesia de Paula.
«Jugamos también con una edición caprichosa: al cambiar los colores a nuestro antojo fueron apareciendo los mismos edificios como en otro contexto. De ahí que estos inmuebles se abran o cierren en sí mismos y sorprendan al espectador al enfocar o iluminar puntos focales que suelen pasar inadvertidos.
«Ya expuestas al público, la magia reside justamente en el tiempo que tarda el espectador en ubicarse, encontrar ante qué sitio está parado, reacomodar su mirada y descubrir los rasgos de lo común entre la nueva visualidad que se propone».
—¿Y cómo lograron originalidad en un tema tan recurrente en el arte como el reflejo de la capital?
—Desde el arte se han gestado múltiples exposiciones y proyectos culturales dedicados a la capital cubana. La Habana ha sido y seguirá siendo sujeto de interés para artistas de cualquier manifestación, ya que su riqueza arquitectónica, su folclore y su vida toda son tan intensos y variados que invitan al despliegue de múltiples interpretaciones.
«Aun así, ella tiene mucha más tela por donde cortar: todo depende del lado por el que la mires o la sientas, o de las técnicas artísticas que posean los interesados en cantarla, dibujarla o interpretarla.
«A nosotros no nos faltaba inspiración, y el propósito de obtener una ciudad nuestra, propia, reinterpretada y antojada, fue la principal premisa para sorprender con esos juegos de formas y colores, primero a nosotros mismos y luego a nuestro público. El proceso creativo fue intenso y muy gratificante, ya que en esa suerte de ciudad nueva pudimos ponderar figuras y detalles a un plano principal; o trabajar una obra tan extensa como el malecón en una plano bidimensional en el que confluyen el mar, la urbe y sus principales actores: el pueblo que disfruta los beneficios que brinda este privilegio de sofá al aire libre».