Adiós a «El Tosco». Autor: Juventud Rebelde Publicado: 19/04/2022 | 07:44 pm
José Luis Cortés, en los últimos tiempos, estaba luchando por su vida. La diabetes y problemas del corazón lo mantenían en un tratamiento en el que no respondía convenientemente.
A las 6:15 p.m. del lunes 18 de abril, recibo desde el programa El Exitazo, de Radio Taíno, la dura noticia de que había fallecido el gran músico cubano José Luis Cortés, «El Tosco». Casualmente escuchaba en mi computadora el primer disco de NG La Banda, En la calle, y me dije: Nunca más saldrá un músico como este.
No fue el mejor, pero fue el más renovador y más auténtico músico de nuestro tiempo. Como Benny Moré, hizo lo que sintió y no lo que le convenía. Su música y sus canciones fueron un grito de la selva, un grito de la música cubana.
Casualmente el periódico Juventud Rebelde del jueves 31 de marzo, tuvo la gentileza de publicar la última entrevista que le hice a José Luis Cortés.
Días después me llamó José Luis a mi casa (también su representante Lang) para agradecerme la publicación.
Sabía que su salud era precaria; había nacido el 5 de octubre (Día de la música pop) de 1951. Llegó a los 70, vivió lo necesario como para dejar para la historia un ritmo nuevo: La timba (son, guaracha, mambo y rumba), todo fundido en un potaje musical con aderezos de timbres caribeños y del pop-jazz. Verdadero funky a lo cubano. Su trompetista líder, fallecido recientemente, Elpidio Chapottín (Los metales del terror) me reveló en una entrevista publicada poco antes de fallecer: «Ni siquiera el mismo José Luis Cortés sabe la clase de músico que es».
Pero hay más: fue el detonador de un boom de la música cubana (salsa con timba), masividad bailable, multitudinarios conciertos de la alegría. Unió a las grandes masas de músicos y bailadores. No se puede pedir más.
Llevó esa alegría masiva a todo un pueblo en momentos difíciles, en momentos en que —como decía José Martí— la música puede salvar a todo un pueblo.
Cortés logró tanto como se propuso; quería que la gran música cubana viajara por toda Cuba en rastras llenas de aparatos de sonidos para hacer conciertos en estadios, plazas y parques.
José Luis Cortés se va a reunir con sus amigos de la música allá en el cielo; su vida se eleva, se eleva con su genialidad. Va a encontrarse con Juan Formell, con Adalberto y con Revé, tres de los más grandes de la timba contemporánea de fin de siglo XX.
También estarán en el recibimiento Dámaso Pérez Prado, Benny Moré, Faílde, Romeu, Arsenio, Piñeiro, Matamoros, Egües y Lay, Jorrín y Rolando Valdés, clásicos populares de la mejor música cubana.
Sabemos que Cortés será bien recibido allá y que aquí tardaremos mucho en olvidarlo. Dejó muchas obras maestras, dejó una escuela; hizo sencillo, como una flauta llena de música, un proceso musical altamente complejo. Esa fue su mayor genialidad. Dejó mucho amor a su cultura, a la identidad nacional. Descanse en paz José Luis Cortés, un músico que nunca durmió: Vivió para la música cubana.